La Fiscalía General de la República (FGR) obtuvo sentencia condenatoria contra tres ex integrantes de los Zetas que operaban en el estado de Oaxaca.
De acuerdo con el reporte oficial, los dos sujetos y la mujer fueron condenados a través de la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada (FEMDO).
Ángel Ávila Sánchez, el Vampiro, recibió la pena más alta entre sus presuntos cómplices, pues el juez determinó que deberá pagar 58 años tras las rejas por secuestro y asociación delictiva.
Mientras que Mauricio Méndez Olvera, el Cachorro, y Karen García Hernández solo estarán 13 años en prisión por ser penalmente responsables de los delitos de posesión de armas de fuego y de cartuchos de uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea y delincuencia organizada (hipótesis de secuestro).
La orden de arresto en contra de estos miembros de los Zetas fue librada el 29 de marzo de 2011 y después fue cumplimentada.
“Luego de diversos procedimientos legales y derivado de los datos de prueba aportados por la FGR, el Juzgado Segundo de Distrito en el estado de Oaxaca, dictó sentencia condenatoria”, destacó el comunicado.
García Hernández está recluida en el Centro de Internamiento Femenil de Tanivet, Tlacolula, Oaxaca; en tanto, el Cachorro y el Vampiro pagarán su condena en el CEFERESO Número 13 “CPS-OAXACA”, con sede en Miahuatlán de Porfirio Díaz.
Ángel Ávila Sánchez fue vinculado en su momento con José Manuel Vera Salinas, quien se desempeñó como titular de Seguridad Pública de Oaxaca de 2006 a 2007 durante el gobierno del priista Ulises Ruiz. El Vampiro era policía antes de unirse a las filas del narco.
Pasó más de una década para que estas personas fueran sentenciadas, luego de que un juez otorgó el mandamiento para asegurarlos.
En mayo pasado, la FGR también obtuvo condena de 28 años contra Marcial Garay, el Puma, por diversos delitos como operador de los Zetas en Oaxaca.
De acuerdo con los reportes, el Puma fue encontrado responsable por ilícitos de delincuencia organizada, pues estuvo vinculado con acciones de narcotráfico y secuestro.
Este sujeto privó de la libertad a una mujer, quien supuestamente vendía droga para un grupo delincuencial contrario a los Zetas en la entidad oaxaqueña. Esta última facción se disputaba el mercado de narcóticos contra el llamado cártel de la última letra.
Los Zetas eran conformados por unos 300 hombres que en conjunto, representaban el brazo armado del Cártel del Golfo. Esta última facción disputaba territorio al Cártel de Sinaloa cuando Felipe Calderón comenzaba su mandato.
En ese entonces, el Cártel del Golfo era comandado por Jorge Eduardo Sánchez Costilla, el Coss, quien asumió tras la captura de Osiel Cárdenas Guillén. Los operadores: Heriberto Lazcano Lazcano, Jaime González Durán, el Hummer, Héctor Manuel Sauceda Gamboa, el Karis, Sergio Castillo Ortiz, el Checo, y Julio César Rosales Mendoza. Aunque también dirigían los hermanos Mario y Ezequiel Cárdenas Guillén.
La facción que fundara Juan García Ábrego comenzó un distanciamiento con Los Zetas desde 2007, tras la extradición de Osiel Cárdenas Guillén, el mata amigos. Hasta 2010, año de la ruptura definitiva, un análisis de Insight Crime ubicó que los liderados por Lazcano Lazcano tenían presencia en 405 municipios de México.
Los Zetas afianzaron su poderío criminal mediante el terror y actos de violencia despiadada que hasta entonces no se había visto en México.
Integrada originalmente por 31 desertores del Ejército, la agrupación tomaba control del territorio al estilo militar. Aunado a ello se equiparon con armas y comunicaciones de última tecnología; también empleaban inteligencia y disciplina de las Fuerzas Armadas para ejecutar sus operaciones.
Al mismo tiempo que Los Zetas mantenían una disputa interna contra el Cártel del Golfo por las plazas de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, en Tamaulipas, como en Monterrey, Nuevo León; también hacían frente al Cártel de Sinaloa, aliados con Los Beltrán Leyva.
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