El encarcelamiento de Emilio Lozoya no sólo fue una sorpresa a quienes siguen su caso desde afuera, pues al político mexicano también le tomó por sorpresa la orden, ya que no pudo ni cambiar sus lujosos zapatos por algo más cómodo para su estadía en el Reclusorio Norte, además de pedir un abrigo de forma improvisada y ser sorprendido por el menú para la cena, pues una fuente de priemra mano narró cómo fueron sus primeras horas en el penal.
Mediante un reportaje publicado por Eme Equis, uno de los funcionarios del penal, quien pidió anonimato, relató cómo Lozoya pasó su primera noche en prisión, en donde podría quedarse más de 35 años, pues es la pena mínima para delincuencia organizada, uno de los delitos por los que la Fiscalía General de la República (FGR) lo acusa.
Lozoya tenía pensado acudir a su audiencia, obtener la quinta prórroga para presentar pruebas en contra de los políticos corruptos que acusó en su denuncia ante la FGR y regresar a su lujoso departamento en Polanco, por lo cual llevaba un traje de sastre y zapatos brillantes.
Para su sorpresa, el juez le dictó prisión preventiva de manera inmediata, por lo que al término de la audiencia, el político se despidió de sus familiares y abogados, y se apresuró a pedir una chamarra a sus acompañantes, pues le advirtieron del frío que puede llegar a pasar en el penal.
Al ingresar al reclusorio, fue recibido por el director, Enrique Serrano, quien le indicó cuáles son sus derechos y obligaciones como un reo más. Los últimos alimentos que Lozoya ingirió antes de ser encarcelado fueron una mezcla de frutas secas y nueces que su madre, quien enfrenta su proceso legal en libertad, le proporcionó en medio de la audiencia del miércoles, y después de haber cenado pato pekinés la noche del 10 de octubre en el restaurante Hunan, el político se encontró con un menú peculiar en el reclusorio, pues le ofreció un té sin azúcar y un plato de nopales asados con queso en cubos.
Emilio rechazó el menú debido a que se encontraba con el “estómago revuelto” después de la audiencia, por lo que sólo pidió un vaso de agua. Posteriormente procedió a recostarse en su cama de cemento dentro del dormitorio 10, un lugar aislado en el cual los reos de nuevo ingreso pasan cuarentena para evitar contagios de Covid-19.
A pesar de haber conseguido conservar sus brillantes zapatos, con la condición de quitarles las agujetas por normas del penal, Lozoya tuvo que dejar su traje de sastre para sustituirlo por un uniforme usado en color beige, el cual identifica a los reos que aún no han sido sentenciados, el cual le sirvió de abrigo en su primera noche.
La celda privada de Lozoya de 6 metros cuadrados,¿ cuenta con un baño sin puerta, un retrete sin tapa y un foco que se mantiene encendido las 24 horas del día. En este lugar pasó la noche vigilado por custodios que cambian de turno cada 12 horas, quienes impiden que algo le pase al político, pues “hay muchos intereses que no quisieran que se conozca la verdad, que son los destinatarios finales de los recursos”, dijo el funcionario.
A las 7 de la mañana, la voz del custodio lo despertó al realizar el reglamentario pase de lista, que se realiza tres veces al día, ante lo que el ex director de Pemex respondió en voz alta: “¡Lozoya Austin Emilio Ricardo, presente!”, posteriormente, se libró de la tradicional “fagina”, labor que consiste en lavar el baño con jabón y un cepillo, pues pagó los tradicionales 5 pesos diarios al custodio para que él se encargue de las labores de higiene.
Después de cumplir con la cuarentena, Lozoya podría pasar a la Zona 1 del Área de Ingreso, lugar en el cual se encuentran políticos, empresarios, famosos y testigos protegidos. Algunos de sus habitantes son Javier Duarte, Juan Collado y Jorge Luis Lavalle, ex senador del PAN, quien ingresó al penal después de la denuncia que Emilio interpuso en su contra.
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