Después de vivir más de 15 meses en medio de lujos e impunidad, Emilio Lozoya Austin, ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), acusado de ser parte de una red de sobornos provenientes de la empresa brasileña Odebrecht, vivirá sus primeros días en el Reclusorio Norte luego de que un juez le dictara prisión preventiva por el riesgo de fuga que conllevaría su libertad.
Este es un caso poco visto, pues por lo general los altos funcionarios de gestiones anteriores, a pesar de haber cometido crímenes contra particulares y/o el Estado, quedan en libertad. Sin embargo, no es el primero, pues hace casi 40 años, otro ex director de Pemex pasó cinco años en la cárcel por el delito de fraude originado con la compra de dos barcos petroleros.
Fue en 1976 cuando Jorge López Portillo, quien acababa de tomar posesión como presidente de la República, nombró a Jorge Díaz Serrano, uno de sus amigos más íntimos, como director de Pemex. Su periodo se desarrolló entre más oscuros que claros, por lo que un año antes de que finalizara el sexenio, en 1981, renunció a su cargo.
No obstante, el mandatario le dio un nuevo puesto: embajador de México ante la Unión Soviética. Pero poco duró, pues para el siguiente año, ya con Miguel de la Madrid Hurtado en la silla presidencial, tomó posesión como Senador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), decisión que le costaría su libertad unos meses después.
Para julio de 1983, llegó una de las transformaciones más reconocidas en país de la mano del presidente, la llamada renovación moral, la cual trajo consigo inmensos cambios y la búsqueda de justicia. Su primera víctima sería el propio Díaz Serrano, quien fue señalado de fraude por 5 mil millones de pesos, dinero ocupado para comprar dos barcos para transportar gas, sólo tres años atrás.
El 4 de julio del 83, la Procuraduría General de la República (PGR) envió al Congreso 115 folios y 69 anexos de una investigación que buscaba quitarle el fuero para ser llevado a juicio. Sólo pasaron unas semanas para que los legisladores de la Cámara Alta decidieran retirarle su inmunidad. En cuanto supo de esto, se entregó de manera voluntaria al juez noveno de distrito, Jorge Reyes Tayabas.
“He venido aquí con el objeto de ponerme a su disposición, de limpiar mi nombre y mostrar mi inocencia. Estoy a sus órdenes, señor juez”, dijo en aquel momento el senador, según los registros de prensa que también consignaron el origen de estas unidades marítimas, las cuales fueron conseguidas con una empresa fantasma llamada Navigas International, dirigida por el empresario danés Herman Sauer.
Aunque esta investigación poseía evidencias más fuertes, la oposición trató de aumentar las denuncias para lograr más años en la cárcel. Por ello, Heberto Castillo, líder del Partido Mexicano de los Trabajadores, aseguró que durante los cuatro años como director de Pemex, Díaz Serrano cometió fraudes que llegaron a los USD 15 mil millones de dólares de aquel entonces, pero esta acusación no procedió.
Fue así que las autoridades lo ingresaron al Reclusorio Sur, donde pasó los siguientes cinco años entre audiencias, acusaciones, declaraciones de inocencia y críticas a Miguel de la Madrid y su “renovación moral”, la cual tildó de “hipócrita”. Durante este lapso, jamás se le comprobó el delito por el cual estuvo encarcelado, así que fue liberado sin más.
El 25 de abril de 2011, Jorge Díaz Serrano murió, a los 90 años de edad, debido a una embolia. Con su vida también se fue el primer caso de encarcelamiento de un ex director de Pemex, hecho que se renovó este 2021 y que muchos esperan no termine igual.
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