Indígenas purépechas retuvieron aproximadamente a 20 vehículos e incendiaron al menos un par más como parte de las protestas por el asesinato de 11 miembros de su comunidad; seis de ellos menores de edad, ocurrido en la comunidad de Tarecuato.
Después de haber realizado el funeral de las víctimas el pasado miércoles, la población realizó una protesta para presionar al gobierno: los habitantes exigieron justicia y que se destierren a los grupos delictivos que operan en la región de Tangamandapio.
Es por esto que decidieron cerrar los dos accesos de la carretera que conduce a Uruapan, y retuvieron los vehículos, algunos de ellos de carga.
El fiscal de Michoacán, Adrián López Solís, informó a los ciudadanos que las víctimas del homicidio son civiles inocentes que quedaron a merced de grupos delincuenciales que se disputan el control del territorio entre Michoacán y Jalisco.
Agregó que todos ellos eran hombres sin antecedentes penales o de cualquier tipo, la mayoría jóvenes. Las víctimas se encontraban buscando panales de miel para llevar a cabo la celebración de Noche de Muertos en el municipio de Santiago Tangamandapio.
López Solís afirmó que las víctimas de Tangamandapio eran jornaleros que vivían en la tenencia de Tarecuato y que trabajaban como cortadores de aguacate y no tenían vínculos con la delincuencia.
Previo a esta declaración del fiscal, el propio gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, había revelado que las 11 víctimas se internaron en un territorio que es controlado por células delictivas, y anunció el despliegue de un operativo coordinado entre el Ejército, la Guardia Nacional y la Policía Estatal para vigilar la zona y permitir que la Fiscalía General del Estado (FGE) continúe con las investigaciones a fin de esclarecer este evento y realizar la búsqueda de los sicarios.
Un día después de la ejecución, la FGE informó que dentro de las víctimas seis eran menores de edad (cinco de 17 años y uno de 15), además de cinco adultos. Estos últimos se identificaron como Rodrigo G. de 36 años, Juan Fernando C. de 31, así como Carlos Rodrigo C., Víctor Salvador M., y Juan Carlos H., todos ellos de 19 años de edad.
Los once indígenas fueron asesinados la noche del 1 de noviembre, por un presunto comando del narcotráfico, cuando recolectaban miel de abeja en una zona boscosa ubicada en un predio de la comunidad de Tarecuato, municipio de Tangamandapio, como parte de una ancestral tradición para realizar ofrendas durante la Noche de Muertos.
El gobernador del estado de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, reveló que el lugar donde ocurrió el incidente es una zona en disputa por grupos del crimen organizado al menos desde junio pasado: “La Fiscalía sigue diversas líneas de investigación y una de ellas es que las víctimas, originarias de Tarecuato, se internaron en un territorio con presencia de células delictivas y fueron atacadas a mansalva. Sabemos que esta zona de Tarecuato es una zona que se disputan grupos criminales desde hace tiempo”, precisó el mandatario estatal.
El fiscal estatal añadió: “Es una zona donde hay un camino que se usa de manera alterna -camino rural- y aparentemente los grupos delincuenciales lo ocupan para hacer sus movimientos, en virtud de la disputa que existe en el control de los territorios”, agregó el fiscal. La localidad de Tarecuato, perteneciente al municipio de Tangamandapio, se ubica entre las ciudades de Jacona y Los Reyes.
Michoacán es un estado que enfrenta una grave ola de violencia generada por la lucha que mantienen entre sí los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG), de la Nueva Familia Michoacana (LNFM) y de Los Caballeros Templarios (CT).
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