Era solo cuestión de tiempo. El gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, de Morena ha desbancado al de Silvano Aureoles en cuanto al número de homicidios. De acuerdo con el Informe de Seguridad diario del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad, desde el pasado 1 de octubre —llegada de Bedolla al poder de Michoacán— hasta el 1 de noviembre, Michoacán (al oeste de México) ha alcanzado la cifra de 254 asesinatos. En septiembre, el último mes de la administración de Aureoles, el número de crímenes de este delito fue 183.
Las cifras de octubre confirman el mal momento por el que atraviesa Michoacán y la violencia desatada por agrupaciones del crimen organizado. El pasado lunes, fueron hallados los cuerpos de 11 personas —seis de ellas menores de edad— en una carretera del municipio de Tangamandapio.
La violencia del narco no tiene freno en Michoacán, donde desde dos años el fuego cruzado entre los cárteles Unidos y Jalisco Nueva Generación (CJNG) golpea a siete municipios que componen la región de Tierra Caliente.
Las autoridades estatales aseguran que los episodios de violencia son parte de la macabra estrategia conocida como “calentar la plaza”. Según la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán, un comando del grupo criminal Cárteles Unidos —un conglomerado de células delictivas de Michoacán como Los Viagras, los Caballeros Templarios, Los Blancos de Troya y los Botos— se desplegó en el municipio de Buenavista, donde el CJNG mantiene sus bases de operaciones.
Como respuesta, el cártel de las cuatro letras atacó las oficinas del poblado de Tarecuato, así como negocios, provocando la muerte de un poblador.
El ambiente de violencia se recrudeció tras las elecciones en México, el pasado de 6 junio, que desde hace varios ciclos se han visto empañadas por oleadas de asesinatos.
Muchas de las víctimas mortales han caído en desgracia a manos de las organizaciones criminales, que buscan acuerdos con los políticos para conseguir protección y expandir sus tentáculos. De acuerdo con los expertos, los conflictos tienden a empeorar cuando los grupos rivales llegan a acuerdos con distintas agencias o instituciones estatales.
El grupo de Cárteles Unidos no es más que una amalgama de células de varios cárteles para enfrentar el avance de las tropas del CJNG. Diversas investigaciones concluyen que esta célula delictiva ha sido financiada y respaldada por el Cártel de Sinaloa de Ismael el Mayo Zambada. Esto explicaría por qué los criminales michoacanos han resistido la embestida del cártel más poderoso de México.
Por su parte, el gobierno de Silvano Aureoles no supo leer a tiempo los nuevos escenarios de la geografía de los cárteles de la droga. El CJNG convirtió a Michoacán en un objetivo estratégico para la expansión y el dominio del trasiego de drogas.
El pasado mes de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció a bombo y platillo la llegada de las fuerzas armadas; sin embargo, la respuesta fue un ataque directo al Ejército por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación y una afrenta de Cárteles Unidos.
El analista en seguridad David Saucedo asegura que al momento, la estrategia del Gobierno Federal solo ha sido de contención, creando un cerco en Aguililla evitando el avance del Cártel Jalisco Nueva Generación, pero no combatiéndolo.
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