Hace un año, Leticia Álvares emprendió una inalcanzable búsqueda por diversas regiones de Sonora, al noroeste de México, para dar con el paradero de su esposo e hijo. Ella es activista del grupo Madres Buscadoras de Sonora, un colectivo de mujeres que buscan a sus seres queridos en las diversas localidades del estado, bastión del Cártel de Sinaloa.
Leticia comenzó la búsqueda de los suyos, explorando ranchos, caminos sinuosos, y territorios inhóspitos. Con picos y palas encontró decenas de cuerpos. El domingo pasado fue levantada por un comando armado que le pidió dejar de buscar a sus familiares.
¿Quién la levantó? Por ahora es un misterio. Leticia fue encontrada con golpes y contunciones por lo que fue llevada al hospital.
A través de Twitter, el colectivo solicitó la ayuda del gobernador, Alfonso Durazo y la renuncia del Comisionado estatal de búsqueda de personas desaparecidas, José Luis González Olivarría.
“Encima del dolor enorme que sentimos por nuestros desaparecidos, nos están desapareciendo a nosotras. Ninguna autoridad responde @lopezobrador_ @AlfonsoDurazo @A_Encinas_R @wzuloag @kiquinta @fiscalia_sonora Ayúdennos a encontrar a nuestra compañera Leticia Alvarez por favor”, escribieron poco antes de hallar a Leticia.
El pasado mes de julio, otra integrante de este colectivo, Aranza Ramos, fue asesinada por un grupo armado.
En diciembre del 2020 comenzó a buscar a su esposo desaparecido. Siete meses después había sido asesinada. La activista del colectivo Madres y Guerreras Unidas de Sonora, de 28 años, estrillaba la tierra de Guaymas, Sonora, desde el pasado 7 de diciembre. En la noche del 15 de julio fue levantada dentro de su casa y posteriormente ejecutada.
Alrededor de las 23:00 horas, un automóvil paró frente al domicilio de Aranza, localizado en la comunidad de Ortiz, entraron a su vivienda y se la llevaron a la fuerza. Minutos después, su cuerpo sin vida fue ubicado en la entrada de la comunidad donde vivía.
La Fiscalía General de Justicia de Sonora informó que la principal línea de investigación estaría relacionada con su activismo en la búsqueda de su esposo. “Se hará justicia para Aranza: FGJE. Es de cobardes privar de la vida a una mujer sólo por buscar a su esposo desaparecido. El feminicidio ocurrido en Ortiz es un llamado a las autoridades federales, estatales y municipales a intensificar esfuerzos contra la impunidad”, escribió en Twitter.
De los más de 61 mil desparecidos que cuenta México, uno era esposo de Aranza Ramos. Se lo llevaron en 2020, desde entonces las autoridades no le habían dado una pista útil.
“Familia y amigos, me pueden ayudar a compartir una vez más la imagen de Bryan, así como también les pido que lo mantengan en sus oraciones, se los agradezco con el corazón”, fue el último mensaje de Aranza antes de ser asesinada.
Aranza llevaba siete meses buscando a su esposo, Bryan Omar Celaya, y con el colectivo Madres y Guerreras Unidas de Sonora salía a averiguar dónde estaba. Vivía en Guaymas, Sonora, uno de los municipio con más personas desaparecidas, fosas comunes y cuerpos exhumados. La ciudad, de 113 mil habitantes, ha sufrido en los últimos meses una ola de desapariciones.
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