Este fin de semana, Europa fue sede de dos magno eventos de gran envergadura para la agenda internacional: la reunión del Grupo de los 20 (G-20) en Roma, Italia, y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 (COP26), en Glasgow, Escocia.
La relevancia diplomática de estas reuniones fue proporcional a los participantes de la misma; rostros como los de Joe Biden, presidente de Estados Unidos; Justin Trudeau, de Canadá; Ángela Merkel, de Alemania, o Boris Johnson, de Reino Unido no pasaron desapercibidos ante los ojos del mundo.
Las cumbres también contaron con la presencia de México. Sin embargo - conscientes de la importancia de ambos encuentros - la asistencia de Marcelo Ebrard, en el G-20, y de Felipe Calderón, en la COP26, reflejó mas bien un esfuerzo por seguir en el centro de las conversaciones a través de la fuerza de las imágenes, dijo Raymundo Riva Palacio en su columna para Eje Central.
“Dos políticos aprovecharon los símbolos en forma de imágenes para enviar mensajes de poder al otro lado del Atlántico (...) Los dos, con tácticas similares, utilizando el lenguaje de los signos, los estiraron al máximo para provocar reacciones que, por la tolvanera que provocaron, confirmaron su éxito”.
Cabe señalar que Marcelo Ebrard figura como una de las propuestas más fuertes rumbo a los presidenciales del 2024 por parte de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cupo que se estaría disputando con Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX, y Ricardo Monreal, líder del partido en el Senado.
Con ello, Riva Palacio explica que el espacio en el G-20 que el canciller ocupó en nombre de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lo aprovechó como una oportunidad para avanzar en la precandidatura (en la que los argumentos en el podio quedaron en segundo plano ante las imágenes que compartió en sus redes sociales) y aventajar sobre Sheinbaum - candidata asignada del tabasqueño.
“Si fue pura palabrería lo que dijo que hizo y consiguió, es secundario y motivo sólo del análisis de quienes están interesando en los temas. Pero para efectos de su precandidatura presidencial, es más poderoso ver que estreche la mano de Biden y platique con Thedros, que observar a la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, sentada como adorno en un acto presidencial”, aseguró el columnista.
“Ebrard continuó en la conversación pública con sus fotografías (...) y Sheinbaum regresaba de tomas de posesión de gobernadoras que, a nivel nacional, a pocos importaron”.
Por su parte - también aventajándose del cupo que dejó AMLO - Felipe Calderón acudió a la COP26, de la cual obtuvo controversiales retratos con Ángela Merkel, Al Gore, ex vicepresidente de EE.UU y Carolina Scmidt, ministra chilena del medio ambiente que presidió la COP25.
Y es que, a pesar de que fue blanco de críticas por “no haber sido invitado”, la realidad es que el ex presidente es un ferviente militante del medio ambiente quien, entre otras cosas, forma parte de la Junta Directiva del World Resources Institute y es presidente honorario de la Global Commission on the Economy and Climate.
“Utilizó las imágenes como contraste (...) Subió fotografías a Twitter mostrando su activismo en ese mundo que incomoda y molesta a López Obrador”, aseveró Raymundo.
De esa manera, Riva Palacio concluye que los cupos vacíos que Andrés Manuel “cedió” en ambas reuniones internacionales, le jugaron en contra: su “mal manejo de fichas” le costó puntos a la carrera de Sheinbaum y dejó a Calderón como “un ambientalista en la línea que avanza todo el mundo”.
“Es un misterio que López Obrador, un maestro en la semiótica (...) no anticipara lo que podía suceder. No es que fuera a Europa y saliera de su zona de confort, sino que manejara mejor sus fichas (...) No se puede alegar que fue por posicionamiento político - los autócratas más conspicuos de mundo también faltaron a la COP26 y al G-20 -, sino quizás por soberbia, o resultado de su visión aldeana y ensimismada”.
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