El antiguo parque de atracciones de la Feria de Chapultepec de Ciudad de México alberga este año una gigantesca ofrenda por el tradicional Día de Muertos dedicada a los héroes de la historia mexicana, desde los pueblos prehispánicos hasta los caudillos de la independencia, consumada hace 200 años.
“Ofrecemos a nuestros antepasados un reconocimiento de la historia de México, desde al asentamiento de Tenochtitlan (actual Ciudad de México) hasta la independencia, y terminamos con el altar de muertos”, explicó este martes a la agencia EFE Dolores Phillips, directora del Museo Dolores Olmedo.
Este museo, que exhibe las obras de Dolores Olmedo (1908-2002), una de las mecenas más destacadas de México, expone cada año una ofrenda con alguna temática concreta por el Día de Muertos, la tradicional festividad en que los mexicanos reciben a las almas de sus difuntos.
La “Ofrenda a Nuestros Antepasados” abrirá sus puertas entre el 28 de octubre y el 28 de febrero en la antigua Feria de Chapultepec, donde se está construyendo el futuro Parque Aztlán, ambientado también en la historia mexicana.
Dedicada al bicentenario de México, que se conmemora este 2021, la ofrenda está compuesta por un recorrido de tres salas con más de 100 figuras de cartón distribuidas en 27 escenas que emulan hitos históricos.
“Dentro de la ofrenda, los personajes no tienen apariencia física real, sino el esqueleto de estas almas que lucharon por el México independiente”, contó Josefina García, directora de colecciones del museo.
La ofrenda, planeada y construida durante un año, arranca con la fundación de Tenochtitlan, que según el mito se instaló donde los mexicas o aztecas encontraron un águila comiendo una serpiente encima de un nopal, escena emulada en el actual escudo de México.
También se dan cita las figuras calavéricas del tlatoani (emperador) Moctezuma y del conquistador español Hernán Cortés, que se encontraron amistosamente en 1519, pero finalmente el líder mexica fue apresado por los conquistadores.
Los líderes independentistas Miguel Hidalgo y José María Morelos encabezan la sala dedicada a la consumación de la secesión, seguido del fusilamiento del también independentista Vicente Guerrero y la entrada triunfal a caballo en Ciudad de México de Agustín de Iturbide, primer emperador de México.
La ofrenda no podía concluir sin un majestuoso altar de muertos, donde se colocan las fotos de los difuntos a los que se quiere honrar, dedicado a Dolores Olmedo y a sus amigos Diego Rivera y Frida Kahlo.
El altar cuenta con alimentos y bebidas, algunas alcohólicas, que podrán degustar las almas de Moctezuma, Cortés, Hidalgo, Olmedo, Kahlo o Rivera cuando regresen del más allá entre el 1 y el 2 de noviembre.
“Parte de la celebración es pensar que el Día de Muertos vienen las almas de estas personas, que disfrutan de los alimentos”, contó Josefina García.
Más de 4.000 flores de cempasúchil revisten este altar para guiar a las almas con su intenso color naranja, misma tarea que deberá cumplir un xoloitzcuintle, tradicional raza de perro sin pelo, representado en la ofrenda.
La historia de las ofrendas de Dolores Olmedo arrancó cuando Diego Rivera le pidió montar una tras la muerte de Frida Kahlo en 1954.
Desde entonces, el museo de la mecenas ha seguido ampliando la tradición hasta la ofrenda de este año, que tiene una extensión de 700 metros cuadrados.
“No puede faltar el festejo y la celebración. No debemos olvidar de dónde venimos y siempre estar pensando a dónde queremos ir”, concluyó la directora del museo, nieta de Dolores Olmedo.
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