En México el Día de Muertos es una de las fechas más representativas, de esta tradición derivan leyendas que pasan de generación en generación.
Dentro de las celebraciones por el Día de Muertos en México para esperar la llegada de familiares y amigos difuntos están las famosas leyendas que relucen desde finales de octubre a inicios de noviembre. Entre ellas hay una que se llama “El hombre que no respetó el día de difuntos”.
La leyenda es de la región de la Huasteca que está al norte de Veracruz, cerca de Hidalgo y de San Luis Potosí, en ese lugar vivía un hombre que sólo dedicaba su vida a trabajar, él estaba muy dedicado a la producción de sus parcelas por esa razón cualquier momento de su tiempo lo utilizaba para sus actividades laborales, solamente descansaba para sus actividades vitales como dormir y comer.
Al llegar la fecha de Día de Muertos el hombre, como siempre pensó sólo en su trabajo, dijo: “No voy a perder mi tiempo en este día, debo ir a trabajar a mi parcela, cada día debo buscar algo para comer y no voy a gastar mi dinero para esta fiesta, que además me quita mucho tiempo”.
Se dirigió a su trabajo en el campo y ahí escuchó una voz que le decía, “Hijo, hijo, quiero comer unos tamales”. El hombre pensó que era simplemente su imaginación, pero conforme seguía su trabajo escuchó más voces, las cuales lo llamaron por su nombre. Después de un tiempo el hombre reconoció que eran las voces de su papá y de sus familiares que murieron, entre sus palabras le pedían la ofrenda que nunca les había puesto.
El hombre que sólo vivía por el campo se fue a casa para pedirle a sus esposa que matara unos guajolotes para hacer unos tamales y ponérselos como ofrenda a sus difuntos.
Cuando ella terminó buscó a su esposo para avisarle que la comida estaba lista, sin embargo, descubrió que el hombre ya estaba muerto. Había pasado tantos años sin hacer caso a la tradición de Día de Muertos y a pesar de haberos puesto su ofrenda a sus parientes: fue tarde, pues según la leyenda ellos mismos se lo llevaron.
Por esa razón, año con año en la localidad de la Huasteca tienen presente el ponerles ofrendas a sus familiares porque de esa manera los recuerdan.
En la región, se cree que sino se pone un altar a los difuntos, el dueño de la casa se muere. En las ofrendas se les pone todo lo que les gustaba comer en vida.
¿Qué elementos ponen en la ofrenda?
El altar también va acompañado de fotos de las personas que murieron, calaveritas de azúcar o chocolate, veladoras que alumbran el camino de los difuntos a casa, las flores de cempasúchil que alumbran para que alma de ellos lleguen a la ofrenda.
* El agua y sal: la primera funciona para calmar la sed del difunto por su largo camino recorrido. La sal funciona para que el alma no se “corrompa” en el trayecto de ida y vuelta.
* El papel picado representa la alegría y cada color tiene un significado, el mirador simboliza la religión, el naranja representa el luto, el color blanco se pone por los niños; el amarillo es para los abuelitos y el negro es equivalente al inframundo.
* El Copal e incienso funcionan para limpiar las malas energías del lugar.
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