Los policías mexicanos viven un clima de violencia sin precedentes tras la toma de protesta de los gobernadores de Zacatecas, San Luis Potosí y Michoacán. El responsable: el crimen organizado.
De acuerdo con la organización Causa en Común, en los tres estados —incluyendo Guanajuato donde se renovaron alcaldías— concentran la mayoría de homicidios a elementos cometidos en septiembre y lo que va de octubre.
En Zacatecas, gobernado por el morenista David Monreal, fueron asesinados 9 policías, todos ellos cometidos en Pinos, Zacatecas capital y Fresnillo. Esta última ciudad —con casi 250, 000 habitantes— volvió a posicionarse en lo alto de la lista de las seis ciudades más inseguras del país realizada por la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU). El 94.3% de los pobladores de Fresnillo consideró que vivir en la región no es seguro .
La entidad (al centro norte de México) es enclave de la guerra entre los cárteles más poderosos del país, el CJNG y Cártel de Sinaloa.
El peor de los crímenes contra uniformados en Zacatecas ocurrió el pasado mes de junio, cuando fueron encontrados dos policías colgados en un puente vehicular. Se trataba de elementos originiarios de San Luis Potosí. Junto con los cuerpos se dejó una manta con un mensaje firmado por un cártel de las drogas.
En septiembre del 2020, el miedo al crimen organizado dejó sin policías al municipio de Juan Aldama.
El posible detonante del temor de los policías se originó el 19 de septiembre de ese año, cuando un comando irrumpió en la comandancia de Seguridad Pública del municipio, para asesinar al director de la corporación, Ricardo Barrón Guzmán, y a uno de sus subalternos. Los crímenes contra los uniformados han provocado una ola de fuertes críticas hacia el gobierno, que está desbordado ante el desafío del crimen organizado.
A San Luis Potosí ( al centro de México) llegó Ricardo Gallegos y con él una guerra contra los agentes. Hasta este 21 de octubre han sido asesinados 2 uniformados.
La ubicación geográfica y conectividad de San Luis Potosí (al norte del país) han convertido al estado en una ruta asediada por el narcotráfico, ya que es el recorrido obligado de otras entidades como Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo, Querétaro, Guanajuato y Zacatecas.
En la última década, la región ha padecido el asentamiento de al menos seis organizaciones criminales, aunque hace apenas un año se prendieron las alertas en la entidad por la disputa que mantienen principalmente el Cártel del Golfo y Jalisco Nueva Generación.
El área de influencia del último cártel —relativamente joven en la entidad— se ubica en las colindancias con Guanajuato. Las autoridades refieren siete municipios al mando de la organización más poderosa de México: Rioverde, Salinas, Villa de Reyes, Tierra Nueva, Santa María del Río y en la capital del estado. La mayoría de los crímenes contra agentes se han hecho bajo su sello.
Michoacán, donde cinco policías han perdido la vida, esta asediada por 12 grupos criminales. El pasado 6 de octubre, un comando de al menos 20 sicarios arribó a la base policial del municipio de Tlalpujahua (al oriente de Michoacán), donde atacó a balazos a los agentes estatales que se encontraban en el inmueble. La agresión también se cobró la vida de un agente y dos civiles.
El pasado 7 de julio, se registró la muerte de un agente al interior de la base policial de Tlalpujahua. Las autoridades manejaron dos versiones sobre el crimen. La primera del Ayuntamiento, advertía que la muerte del elemento se debió a una riña con un compañero de la misma corporación. En su página de Facebook informó que el oficial Mauricio “N” discutió con el occiso apuntándole y disparándole a la cabeza.
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