“Soy optimista sobre México”, es como empieza un artículo del prestigioso Bloomberg en el que su autor busca decididamente dar la vuelta a la ya generalizada imagen que se tienen de México en el extranjero, sobre la inseguridad que se vive o la atmósfera de corrupción. No es que la niegue, pero voltea a ver hacia otras aristas de la escena mexicana, por ejemplo el lado económico. “México tiene uno de los ingresos per cápita más altos de las economías emergentes, se basa en muchas culturas vibrantes, y está ubicado justo al lado de EEUU”, describe en el mismo arranque.
El texto no niega que el crimen organizado en el país sea una realidad. De hecho recuerda que una quinta parte del territorio nacional está controlado por narcotraficantes, además de la alta cifra de homicidios dolosos. Si bien reconoce que los problemas no desapareceran, sí podrían ser más manejables. A medida que el país se vuelva más rico, augura, los gobiernos nacional y de cada estado podrían ganar la gobernabilidad perdida. Incluso, se muestra positivo, indica que el apoyo financiero del ahora gobierno de Biden podría proveer estabilidad clave a su vecino del sur.
Pero es probable que se vuelvan más manejables. A medida que México se haga más rico, los gobiernos central y estatal podrán establecer un mayor control sobre su territorio. Y aunque Estados Unidos no puede controlar de manera útil muchos eventos en México, su apoyo financiero al gobierno mexicano proporciona estabilidad.
Taylor Cowen, autor del texto, destaca especialmente que México tiene un gobierno “notoriamente corrupto” y que ahora mismo tiene “líderes populistas y especialmente irresponsables”, pero dice que es puede mejorar con una mayor capacidad de estado que a su vez se puede ver beneficiada de la clase media que ahora tiene el país, que sales a votar y espera lograr cambios.
Por otro lado, se refiere a Centroamérica donde se dice que México, en temas de comercialización, se está volviendo muy parecido a su vecino del norte “Esta crítica es en sí misma una prueba de progreso”.
Pero, “hay razones para ser optimistas sobre México en este momento. Una es que la globalización económica se ha detenido un poco y, en algunas áreas, incluso se ha revertido. En la medida en que los estadounidenses no confíen en las cadenas de suministro chinas, la economía mexicana recuperará parte de la holgura. México es también el proveedor natural de salarios más bajos de la industria norteamericana. (Su principal problema a este respecto es que sus salarios ya no son tan bajos, pero eso también refleja su progreso)”, destaca.
Más razones, señala, el turismo que ahora atrae México, en donde está siendo más fácil vacacionar que en lugares de Europa y Asia. De igual manera, el crecimiento en materia tecnológica, resalta, “México, como gran parte de América Latina, también tiene una floreciente escena de startups, especialmente en ecommerce y fintech. La Ciudad de México podría terminar como la capital tecnológica de América Latina. Eso ayudaría con uno de los problemas económicos crónicos de México, a saber, que las pequeñas empresas deciden permanecer pequeñas para escapar de las regulaciones y los impuestos”.
La gran imagen que los inmigrantes se están formando en el extranjero, o el hecho de que México no tiene amenazas de ataques o intervenciones de otros países que le generen pérdida de confianza en sus acciones, son más motivos para aumentar el optimismo del autor por México.
Y aunque muchos inversionistas se han decepcionado de que México no ha crecido como China -el autor indica que probablemente eso nunca pase- recuerda también que muchos países exitosos tampoco crecieron a esa velocidad. Y ejemplifica con Dinamarca que aunque sin ir tan rápido ha logrado un crecimiento constante.
“México, con sus fuertes conexiones con Estados Unidos, está bien posicionado para lograr ese tipo de estabilidad de crecimiento en las próximas décadas. A diferencia de la década de 1980, el banco central mexicano está dirigido por tecnócratas bien educados. Incluso durante la pandemia, que afectó muy fuerte a la economía mexicana, las calificaciones crediticias se mantuvieron aceptables”, resalta el texto.
Y el autor concluye nuevamente con la frase “México es la próxima Dinamarca”, indicando que aunque sus razones llegaran incluso a ser contrarias unas a otras, piensa convencidamente que eso puede volverse realidad.
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