Siempre leal al conquistador, La Malinche fue la pareja de Hernán Cortés durante el período que duró la conquista.
De esclava a faraute, la relevancia de Doña Marina se elevó al nivel de convertirse en la acompañante más importante de Hernán Cortés.
Entre los años 1519 y 1524, tiempo que en esencia duró la conquista de México, Malintzin y Hernán Cortés fueron inseparables por diversos motivos, principalmente porque ella fue la lengua, la voz y la representación viva del español, con quien después tendría un hijo.
Se conocieron en 1519, cuando Hernán Cortés visitó a los mayas y en esta reunión, ellos le regalaron como señal de bienvenida a veinte mujeres, grupo donde figuraba La Malinche. Al poco tiempo de convivir juntos, el conquistador reconoció la belleza física de Marina, además de su utilidad en los planes que tenía para nuestro territorio.
Ella era la única que sobresalía de entre todas las indígenas que Cortés tenía como sus acompañantes, es por este motivo que le prestó especial atención.
Pronto, el español daría a La Malinche un papel muy importante, sacándola de su vida de esclava y entregándole la gloria, característica que la distinguiría de todos los demás habitantes de los pueblos indígenas.
A partir de entonces, Marina sería la intermediaria de Cortés con los indígenas, pactando tratos con ellos y haciendo contactos importantes que actualmente se recuerdan por la relevancia de la relación entre sociedades prehispánicas y la élite española.
En nuestros días, el mito de Doña Marina ha tomado como narrativa que ella fue una traidora enamorada de un español, alguien que no era de su misma raza ni de su clase social. Pero hasta ahora no se conoce con detalle cómo fue la relación entre Hernán Cortés y Malinalli.
Se dice que él se enamoró perdidamente de ella por poseer una belleza distintiva entre las demás mujeres de su entorno, además era una persona sumamente inteligente y leal, por tal motivo, Cortés la eligió para ser su representante y, aunque encontraría a otro intérprete, Jerónimo de Aguilar, este no duraría mucho al lado del conquistador. La Malinche fue la única que sirvió fervientemente a Hernán Cortés.
No obstante, asegurar que se enamoró de ella es una declaración muy general y de la que se puede comprobar muy poco, pues a pesar de todas las leyendas que existen alrededor de Cortés y Malintzin, esta información se puede refutar.
Es probable que Cortés sí se haya enamorado de ella por su belleza y porque le era útil, pero no le dio un puesto político importante y en las láminas que existen como archivo de aquel entonces, siempre se muestra a La Malinche en segundo plano, solamente jugando el papel de mensajera entre unos personajes y otros.
Tampoco hay documentos que garanticen cómo era la relación que mantenían, pues en las Cartas de relación de Hernán Cortés, apenas se hace mención de Doña Marina y en los pasajes en los que se le describe, no se hace en calidad de novia, enamorada o algún concepto parecido.
Asimismo, según fuentes del siglo XX (historiadores como López de Gómara, Bernal Díaz del Castillo y Eulalia Guzmán), el conquistador español era muy dado a las mujeres, tomaba a las mejores mujeres y vivía con un gran número de indias en su casa. Nunca se casó con Doña Marina porque no era un matrimonio legítimo ni aceptado.
Por otro lado, tampoco hay documento que haga constar que Marina estuviese enamorada de él, aunque fuese probable. Sin embargo, siempre se mantuvo leal y a su servicio hasta el día en que se separaron.
SEGUIR LEYENDO: