En diciembre pasado, México fue la primera nación latinoamericana que administró una vacuna contra el covid-19 y, desde entonces, ha recibido —por mucho— la mayor cantidad de donaciones de Estados Unidos. Sin embargo, en la batalla de la inoculación, el país ha quedado muy rezagado frente a sus pares regionales.
Los problemas con la cadena de suministro, y una mala logística, han dejado a la segunda economía más grande de Latinoamérica con solo un 39% de cobertura, muy por debajo de la de Argentina y Brasil, según el Rastreador de Vacunas de Bloomberg. Incluso Ecuador, que en mayo apenas tenía al 3% de su población vacunada, está ahora muy por delante con 58%.
A fines de julio, la cantidad de dosis administradas en un día en México alcanzó un máximo de 1.45 millones y no se ha acercado a esa cifra desde entonces. El país, como muchos otros, experimentó retrasos en los envíos de Pfizer a principios de año. Luego, los problemas de la cadena de suministro ralentizaron, por meses, la producción local de la vacuna Oxford-AstraZeneca. Pero los expertos también señalan una planificación inadecuada.
“Es un problema de una logística de distribución y aplicación de dosis muy ineficiente”, dijo Arturo Erderly, matemático de la UNAM que ha seguido de cerca las cifras de la pandemia y la distribución de vacunas. “La característica itinerante de los centros de vacunación hizo que la gente tenga que enterarse a dónde ir y cuándo, pero muchos no ven redes ni escuchan la radio”.
México tiene un fuerte historial de vacunación y poco sentimiento antivacunas como en EEUU, dijo Alejandro Macías, quien supervisó la lucha de México contra la epidemia de H1N1 en 2009. Pero fuera de las grandes ciudades, la cobertura ha sido escasa. En Ciudad de México, se ha inoculado al 99% de los adultos elegibles con al menos una dosis, pero otro estado como Chiapas ha llegado a solo un tercio de su población, según datos del Gobierno.
“En algunos estados, el retraso es simplemente porque no ha llegado la vacuna”, dijo Macías en una entrevista. “Ha faltado equidad en la distribución de la vacuna”.
Durante el verano, la variante delta altamente contagiosa golpeó con fuerza a México. Cuando los casos alcanzaron récords a mediados de agosto, lugares turísticos como Cancún y Los Cabos cerraron las playas mientras los hospitales se llenaban de gente. En septiembre, hubo días en que se registraron más de 1,000 muertos.
La semana pasada, el país registró un promedio de 5,900 casos nuevos y 470 muertes diarias. Los expertos advierten que las bajas tasas de vacunación, incluso en lugares seleccionados, aumentan considerablemente el riesgo de que surjan nuevas oleadas y variantes. En total, México ha registrado 282,000 muertes por la pandemia.
La inoculación contra la covid comenzó de manera prometedora. El año pasado, cuando las vacunas comenzaban a materializarse, México recibió más de 234 millones de dosis de distintas farmacéuticas. El contrato más grande fue, por mucho, de 77,4 millones de dosis de Oxford-AstraZeneca. Con fondos de la persona más rica del país, Carlos Slim, el laboratorio mexicano Liomont produciría entre 150 y 200 millones de dosis con componentes traídos de Argentina. El plan también era abastecer a otros países latinoamericanos.
Luego vinieron las demoras que limitaron el acceso a componentes fundamentales y tiempos más largos para cumplir con las calificaciones del sitio para el lanzamiento de los primeros lotes. El Gobierno se dedicó a publicitar cada aterrizaje de avión que contenía vacunas, pero poco dijo sobre los retrasos en el suministro local de Astra.
En mayo, el entonces secretario de Hacienda, Arturo Herrera, indicó que el laboratorio Liomont produciría de 3 a 6 millones de vacunas por semana, es decir, entre 66 y 132 millones hasta ahora, y que 55% de ellas permanecerían en México. Hasta ahora, el laboratorio solo ha producido 27,6 millones. Astra ha entregado otros 20,4 millones de dosis producidas fuera del país, con lo que el total asciende a unos 48 millones. En respuesta a las preguntas, Astra dijo que estaba en camino de cumplir su compromiso para fin de año.
“Hemos suministrado la vacuna de acuerdo con los términos acordados en el contrato con el Gobierno mexicano por 77.4 millones de dosis y estamos en camino de cumplir ese compromiso para fin de año”, dijo un portavoz de AstraZeneca.
Si bien México no fue el único país afectado por los retrasos en las entregas y la baja disponibilidad de vacunas, otros encontraron una forma de solucionar esos problemas.
Vacunas para niños
Los datos del Gobierno federal sobre la población cubierta por vacunas difieren de los de Bloomberg y otros porque solo toman en cuenta a los mayores de 18 años.
“Es mañoso usar solo a los adultos como denominador”, dijo Erdely. “Eventualmente, todos nos tenemos que vacunar”.
Hasta ahora, el Gobierno no ha puesto las vacunas a disposición de los menores de 18 años, con excepción de aquellos de alto riesgo. Mientras tanto, EEUU y algunos países de Sudamérica administran ya vacunas a niños de entre 12 y 17 años, otros incluso han comenzado a vacunar a niños de 5 a 11 años.
Como resultado, varios padres y madres han presentado amparos en tribunales estatales para vacunar a sus hijos. Un diputado dijo haber recibido hasta ahora 1,300 de estas solicitudes.
El martes, un juez del Estado de México dictaminó que todas las personas mayores de 12 años deberán ser elegibles. Sin embargo, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, dijo que su Gobierno desafiará el fallo.
Además de todos los problemas que ha tenido México para repartir las inoculaciones, hay una reserva de alrededor de 16.5 millones de dosis que, según el Gobierno, están esperando ser administradas y los teóricos de la conspiración creen que fueron robadas. Erdely cree que se trató de un error contable.
“Lo más seguro es que comenzaron a contabilizar de una forma las dosis que recibían, de otra las que aplicaban, y los números no están bien amarrados”, dijo. “No creo que se hayan perdido o que las hayan robado”.
En cuanto a los refuerzos, Macías dice que México no cuenta con suficientes vacunas en este momento para siquiera tener esa conversación.
“A la larga, todos vamos a necesitar los refuerzos, pero en México no estamos todavía para pensar en terceras dosis”, señaló.
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