Jhonis Enrique Boya Meza, el Maturana, fue arrestado por autoridades sudamericanas pues se le identifica como nexo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Colombia, donde lideraba una organización para lavar dinero y almacenar cargamentos de cocaína.
De acuerdo con el reporte de la Policía Nacional Antinarcóticos, Boya Meza fue detenido junto con cuatro personas más, tres hombres y una mujer. Las acciones fueron en coordinación con la Administración del Control de Drogas (DEA) y la Fiscalía de Colombia, debido a que los Maturana son requeridos por la Justicia de Estados Unidos.
Este grupo criminal fue ubicado en el mapa del crimen desde 2018, señalado de enviar grandes cargamentos de cocaína a través de lanchas LPV y minisubmarinos. Los reportes locales han asegurado que el Maturana se desempeñaba como empresario y su negocio operaba la producción de palma seca para producir combustible.
“Maturana es un hombre que pertenece a las Guerrillas Unidas del Pacífico, es un grupo residual de las FARC, es el primer hombre que sale en extradición de este tipo de organizaciones”, aseguró Ricardo Augusto Alarcón Campos, brigadier general y director de Antinarcóticos en Colombia.
Presuntamente, este sujeto utilizaba su compañía para blanquear ganancias millonarias derivadas del narcotráfico.
De acuerdo con las investigaciones, los Maturana operaban en Cauca y Nariño, donde tenían bodegas para resguardar cocaína. Ese lugar es propicio para el narcotráfico por su ubicación en la frontera con Ecuador y la salida al mar.
Jhonis Enrique Boya Meza es un nexo clave para los operadores de Nemesio Oseguera Cervantes, el Mencho, en Colombia, porque era encargado de pagar un impuesto a la disidencia denominada columna móvil Daniel Aldana, para que ellos garantizaran la seguridad de los envíos a través del mar y otras vías fluviales.
Supuestamente, el vínculo local también era para el transporte de material bélico como armas, municiones y explosivos.
Pero el caso de narcotráfico incluye el decomiso de tres toneladas de cocaína en el mar, en paquetes que habrían sido canalizados por los Maturana con destino final a Estados Unidos y probable parada en México mediante sus socios del CJNG.
Para trasladar la cocaína y otros narcóticos de Colombia a México, los cárteles mexicanos no reparan en gastos y ocupan vehículos de aire, mar y tierra, sin embargo, los semisumergibles artesanales se han convertido en su transporte preferido.
De acuerdo con un análisis de InSight Crime, algunos cárteles subcontratan redes especializadas en la construcción de los semisumergibles. La cadena de producción y distribución de narcóticos ya no está monopolizada, sino existen otros eslabones para facilitar las operaciones; una estrategia similar al pedido de un taxi, pues la red de transporte está desligada de la empresa transnacional.
En octubre de 2020, la Armada de Colombia interceptó uno de esos narcosubmarinos cerca del sector conocido como la Bocana Amarales, en el departamento de Nariño. Este vehículo transportaba 2,045 kilogramos de clorhidrato de cocaína y hubo tres detenidos: un colombiano, un ecuatoriano y un mexicano. La droga tenía como destino costas mexicanas y su valor fue calculado en 67 millones de dólares.
En aquella ocasión se informó que el cargamento pertenecía al Grupo Armado Organizado Residual Guerrillas Unidas del Pacífico. Se trata de la misma facción que ha sido vinculada al CJNG en el arresto reciente de Jhonis Enrique Boya Meza, el Maturana.
Según el reporte “Radiografía de la ominosa presencia de los cárteles mexicanos” de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), en municipios como Nariño operan diversos cárteles de México que financian a células en disputa.
“En municipios como Barbacoas, Ricaurte y Tumaco, en Nariño, los carteles mexicanos han entrado a financiar distintos grupos armados que se encuentran en disputas territoriales.
“Allí, grupos como el ELN, a través del Frente Comuneros del Sur, Guerrillas Unidas del Pacifico - GUP, Frente Oliver Sinisterra – FOS y las AGC, se encuentran en disputa por el monopolio de algunas zonas donde los cultivos de coca han venido en aumento”, refirió la organización el año pasado.
Pares identifica que Guerrillas Unidas del Pacífico es un grupo que pera en la zona urbana de Nariño. Está conformada por desertores del frente 29 de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) que había sido liderada por “Don Ye” quien terminó asesinado. Después de ello, su hermano “David” tomó el control del grupo armado.
Autoridades mexicanas y colombianas han detectado al menos siete rutas para el tráfico de drogas entre Ecuador, Perú, Colombia, Centroamérica, México y Estados Unidos.
Dos de ellas parten de Buenaventura y Tumaco, Colombia, hacia Costa Rica y El Salvador; mientras que la segunda ruta sale de Tumaco y arriba a El Salvador y Guatemala. La tercera ruta utilizada por el crimen organizado es Esmeraldas, Ecuador, con arribo a costas de Guatemala y Chiapas; mientras la cuarta zarpa de San Lorenzo, Ecuador, a costas de Oaxaca y Guerrero.
La quinta ruta parte del departamento de Puerto Rico, Ecuador, a costas de Michoacán y Guerrero. La sexta ruta tiene el mismo punto de partida, Puerto Rico, con arribo a Jalisco y Sinaloa. La última vía conecta a Ayampe, Ecuador, con las playas de Sinaloa
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