La historia de la conquista de México-Tenochtitlan es muy compleja. Debido a esto, muchos personajes que en su momento fueron destacados, hoy prácticamente se encuentran en el olvido. El hombre que más sobresale en la historia de la conquista de México, posiblemente es Hernán Cortés, el español que llegó a México y viajó hasta el centro del país, en Tenochtitlán, para ser recibido por quien en ese momento fuera tlatoani, Moctezuma Xocoyotzin.
Sin embargo, Cortés no iba solo, pues además de ir acompañado de soldados españoles desde Cuba, en donde partió a México, también había hecho alianza con los tlaxcaltecas, quienes eran fuertemente sometidos por el pueblo mexica. Quien también acompañó a Cortés a su llegada a Tenochtitlan, fue Malinalli, mejor conocida como la Malinche.
Ella fue parte de las 20 mujeres esclavas que se dieron como tributo a los españoles por parte de indígenas de Tabasco, en 1519, tras la batalla de Centla. La Malinche sirvió como traductora a Cortés, quien se enamoró de ella y con quien tuvo a su primer hijo.
El nombre del primogénito de Cortés y la Malinche era Martín Cortés Malitzin, y nació en 1523. Es considerado uno de los primeros mestizos que hubieron en la Nueva España.
Con tan solo dos años, fue arrancado del seno materno y cuando apenas tenía seis años, su padre, Hernán Cortés, lo llevó a España. Cortés volvía a su país natal con la intención de obtener la aprobación de Carlos V a sus conquistas.
Desde muy pequeño recibió una educación señorial, pues Cortés hizo que siendo un niño le nombraran Caballero de la orden de Santiago, en donde tomó el hábito. Para 1529, su padre obtuvo la legitimación de Martín como su hijo natural, por parte del Papa Clemente VII.
Martín estuvo al servicio de Felipe II de España antes de que fuera rey y bajo su protección fue educado en los ideales caballerescos y de la reserva. También fue soldado de la corona española, combatiendo en Piamonte y Lombardía. Además, participó en la Batalla de San Quintín, y junto a su padre, en la toma de Argel frente a piratas barberiscos.
Luego de estar 30 años fuera de la Nueva España, volvió a las tierras conquistadas por su padre, acompañado de sus dos medios hermanos, incluido el menor, que tenía el mismo nombre que él: Martín. Este último era hijo de Cortés y la española Juana de Zúñiga, y había nacido en Cuernavaca, Morelos. Él sería el heredero legítimo del marquesado de Oaxaca, pero esto no evitó que “El Mestizo”, como se conocía al primer hijo de Cortés, volviera a la tierra que lo vio nacer y fuera recibido como un personaje de alcurnia, en enero de 1562.
Al poco tiempo de su llegada a México, él y sus hermanos se vieron envueltos en una supuesta conspiración en contra de la corona española, motivada por la decisión de Felipe II de ratificar la orden de Carlos V que obligaba a la segunda generación de los conquistadores a devolver sus tierras al reino, así como la prohibición de esclavizar a la población nativa.
Aunque los hijos de Cortés no se veían afectados con esta decisión, pues su patrimonio tenía carácter permanente desde 1528, sus nombres se vieron implicados en la revuelta y Martín fue sometido a largas torturas.
Durante los interrogatorios, al hijo de Cortés le dislocaron las extremidades del cuerpo, lo sometieron a sesiones de ahogamiento, en las que con un embudo se le obligaba a tomar litros de agua sin respirar, e incluso, fue condenado a muerte.
Sin embargo, luego de varios desencuentros entre la metrópoli y la Nueva España, se le conmutó la pena capital. Martín se casó con Bernaldina de Porras y tuvo un hijo al que llamó Hernaldo.
Como resultado de las acusaciones en su contra de ser parte de la revuelta en contra de la corona española, quedó en la ruina, y fue condenado a exilio en España. Allí murió en 1595, luego de participar como capitán de las órdenes de Juan de Austria, hermano de Felipe II, en la llamada Rebelión de Alpujarras.
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