Hace unos días, algunos funcionarios de alto nivel del gobierno de los Estados Unidos visitaron la Ciudad de México para participar en el Diálogo de Seguridad de Alto Nivel (DSAN). Entre los funcionarios se encontraban el secretario de Estado, Antony Blinken; el secretario de Seguridad Interior Alejandro Mayorkas y el fiscal general Merrick Garland.
Durante su visita, los funcionarios se reunieron con el presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien los recibió en Palacio Nacional. AMLO y Blinken, dieron un recorrido por el recinto que sirve como residencia del mandatario federal. Tras el recorrido, el secretario de Estado estadounidense, posteó en su cuenta de Twitter que había quedado impresionado con la arquitectura de Palacio Nacional y con los murales que hay dentro de este, de la autoría de uno de los máximos representantes del movimiento muralista en México: Diego Rivera.
“Un gran placer pasar tiempo aprendiendo la historia del Palacio Nacional mientras me encuentro México. Ver la impresionante arquitectura y los impresionantes murales de Diego Rivera es un poderoso recordatorio del histórico pasado de México y las oportunidades que nuestros ciudadanos pueden aprovechar”, dijo Antony Blinken en su cuenta de Twitter luego del recorrido con López Obrador.
Los murales que se encuentran en el recinto en el que vive AMLO actualmente, fueron creados por Diego Rivera, quien trabajó en ellos por más de 22 años. Dichos murales fueron encargados por el entonces titular de la Secretaría de Educación Pública, el humanista y escritor José Vasconcelos. Los murales son un documento histórico invaluable. El título conjunto de las obras es Epopeya del Pueblo Mexicano, se extiende a lo largo de 276 metros cuadrados y abarca varios siglos de la historia de México.
Fue en la década de los años 20 del siglo pasado, cuando Rivera fue convocado por Vasconcelos para narrar la historia del pueblo mexicano a través de su pincel. En esa época, la mayoría de los mexicanos eran analfabetas, por lo que el muralismo, además de ser un movimiento pictórico en auge, servía para transmitir mensajes a las personas a través de lo visual. El muralismo mexicano fue clave para unificar al país luego de la Revolución Mexicana, pues si bien es considerado un movimiento artístico, también se puede clasificar como un movimiento político y social. Además de Diego Rivera, otros de los muralistas destacados fueron José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Las ideas sobre obreros y proletariados, tan marcadas en esa época, fueron representados por Rivera en su obra. Los murales de Palacio Nacional, como ya se mencionó, cuentan la historia del país, desde la época prehispánica, hasta las primeras dos décadas del siglo XX.
Diego Rivera comenzó los murales de la residencia del presidente en 1929, en el cubo de la escalera principal de Palacio Nacional, donde resumió su concepto de la historia de México. En el mural se resumen cinco siglos de historia.
Abordó el mundo precolombino con la cultura Tolteca, el dios Quetzalcóatl, o el poderío Azteca así como la llegada de los españoles al país, y la conquista de Tenochtitlan, el sincretismo entre dos mundos, y los efectos del rodillo evangelizador de los monjes de la iglesia católica o la esclavitud a la que fueron sometidos los pueblos indígenas.
También se puede ver ilustrada la intervención de los Estados Unidos en 1847; la guerra contra los franceses; el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo en el Cerro de las Campanas, Querétaro; la independencia de la metrópoli o el convulso siglo XX con el Porfiriato, la Revolución y los cambios políticos y sociales que hubieron en el país.
En sus 276 metros cuadrados, el mural se reparte en tres áreas: la primera con el mito de Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl en Tula; la segunda con una cronología que se inicia en la conquista llega hasta el momento contemporáneo a la creación del mural (1930) y finalmente el prima marxista del México en las primeras décadas del siglo XX.
En 1951 Rivera concluyó las escenas del patio de Palacio Nacional, y si bien la idea inicial del proyecto era cubrir con frescos todos los corredores de Palacio Nacional, además de la escalera principal, solo se pudo culminar una parte ya que en 1957 el pintor murió.
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