Este fin de semana se viralizaron unas fotos que mostraban en el momento en el que supuestamente Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicano (Pemex) y actualmente procesado por actos de corrupción durante su gestión en dicha paraestatal, comiendo en un restaurante de un exclusivo barrio de la Ciudad de México. Las imágenes fueron difundidas por la periodista Lourdes Mendoza, quien se adjudicó el haberlas tomado. Pero en redes sociales centraron el asunto en poner en tela de juicio la autoría de las fotografías que el hecho de que alguien procesado –en libertad pero con brazalete de monitoreo incluso– estuviera tan campante en un restaurante. Entonces este lunes, la columnista publicó su versión de los hechos.
En la columna que habitualmente publica en el periódico mexicano El Financiero, Lourdes Mendoza contó detalladamente como ocurrieron los hechos, para dejar claro, sobretodo, que sí fue ella quien acudió al restaurante ubicado en Las Lomas para cerciorarse que, como le habían avisado, se encontraba ahí Lozoya, Y una vez estando ahí, asegura, fue que captó la escena.
La columnista arranca contando que a las 19:38 horas del pasado sábado 9 de octubre le marcaron para informarle que Emilio Lozoya Austin se encontraba en un festejo en el restaurante Hunan, de las Lomas de Chapultepec.
“No lo podía creer. Y no lo podía creer por dos razones: quién se atrevería ir a un restaurante cuando enfrenta un publicitado proceso penal por haber recibido, por presuntos actos de corrupción con Odebrecht, más de 10 millones de dólares en sobornos; y porque el propio Lozoya ha declarado ante el juez 52 de lo Civil en la Ciudad de México que no podía acudir a una ‘prueba confesional’ en la demanda que le he interpuesto, por daño moral, pues él alega que ‘se encuentra arraigado en su domicilio, con motivo de una orden y/o investigación”, señaló.
“Francamente me parecía increíble que Lozoya se hubiera atrevido. El saberse impune y que ninguna autoridad le hará algo le da el valor de presentarse en público, con la soberbia y cinismo que siempre lo han caracterizado”, continuó recordando que el pasado 10 de septiembre él mismo se dijo ante el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México estar en calidad de arraigo, es decir arrestado, en su domicilio.
La adrenalina –incluso pareciera coraje– que Lourdes deja plasmada en su columna también se debe a que Emilio Lozoya, en sus declaraciones por el caso Odebrecht, la vinculo al exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, señalando que ella recibió exclusivos regalos departe de este, entre ellos una costosísima bolsa Chanel, señalamientos que ella rechaza rotundamente, e incluso ha exigido ya, en varias ocasiones, una disculpa pública de parte de Lozoya por esas acusaciones.
Entonces cuenta que arribó al restaurante, del cual estaba cerca, casi a las 20:00 horas. Cuando le preguntaron que con quién iba ella dice que respondió: “Sí, vengo con Lozoya”. Ella ya había hablado con su abogada, quien le insistió en que las fotos tenían que llevar visible la hora y el día que fueron tomadas para que funcionaran como pruebas contundentes.
“Entré y, efectivamente, Emilio Lozoya estaba en tremenda fiesta, departiendo, ligando y comiendo el afamado pekin duck de la cocina cantonesa china. Casi de inmediato lo reconocí, aunque estuviera de espaldas a la entrada, y sin perder el tiempo les tomé cuatro fotos. Doris Beckmann se percata y grita: ¡Ay, no! Lozoya voltea, me ve y, mientras yo le digo: ‘Tienes brazalete, ¿no estás arraigado?’, él grita: ‘Camarero’ (habrá creído que estaba en Madrid o en Málaga?) para que lo rescatara de las imágenes de mi celular. Acto seguido, me di la vuelta y me salí”, describió la periodista el climax de su historia.
Asimismo señala que las acusaciones de Emilio Lozoya en su contra, al señalarla como alguien que recibía regalos caros, que vendía información, e incluso cono supuesta “conquista” de Luis Videgaray, fue por haber escrito sobre las frivolidades y la corrupción del esfuncionario en Pemex. Recuerda que eso le manchó el nombre e incluso le costú su trabajo en Radiópolis.
“Yo no voy dejar el tema en paz, ni a Lozoya, hasta que a mí y a mi hija nos ofrezca una disculpa pública”, reafirma Lourdes. “Por cierto, mentir a un juez para engañarlo y tratar de ganar ventaja procesal es delito de fraude procesal, y lo voy a denunciar”.
Y también, ya concluyendo su relato, comentó sobre las personas que acompañaban a Emilio Lozoya en dicha ocasión:
“Ahhhhh, y para los que quieran saber quiénes eran con quien Lozoya departió el pekin duck, fueron: Eduardo Molina, Lore Guerra Autrey (la ‘festejada’) y Doris Beckmann, sí, la hermana de Juan Domingo, cabeza de Tequila Cuervo. Por cierto, ella es quien le daba la mano mientras a Lozoya sólo se le ocurría pedirle ayuda y esconderse tras el ‘camarero’. Penoso. Muy penoso incidente para el país al poner en evidencia la ausencia de una elemental procuración de justicia”.
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