El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, de visita en México, tratará el viernes de arreglar los deteriorados lazos entre los vecinos, que están elaborando un nuevo acuerdo de cooperación en seguridad y tratando de resolver cómo hacer frente al aumento de la inmigración.
El jefe de la diplomacia estadounidense conversará con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en momentos en que el gobierno del mandatario Joe Biden depende cada vez más de México para frenar la ola de inmigrantes latinoamericanos que se dirigen a Estados Unidos.
La visita de Blinken forma parte del primer Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad entre Estados Unidos y México en el gobierno de Biden. Ambos países negociarán un nuevo acuerdo de gran alcance para abordar desde los flujos de drogas hacia territorio estadounidense hasta el contrabando de armas hacia la nación latinoamericana.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo el jueves que Washington está buscando formas de “revitalizar la cooperación en materia de seguridad”.
Las relaciones entre Estados Unidos y México sufrieron un duro golpe en octubre del año pasado, cuando agentes antidrogas estadounidenses detuvieron al exsecretario de Defensa mexicano Salvador Cienfuegos, lo que indignó al gobierno de México. Cienfuegos fue liberado, pero el hecho tensó las relaciones y perjudicó la cooperación en materia de seguridad.
Funcionarios estadounidenses están promoviendo el nuevo acuerdo de seguridad como uno más amplio que el anterior, la Iniciativa Mérida, en virtud de la cual Estados Unidos canalizó unos USD 3,300 millones en fondos para ayudar a México a combatir el crimen, según el Congreso.
Lanzada en 2007, la Iniciativa Mérida proporcionó inicialmente equipo militar a las fuerzas mexicanas y posteriormente ayudó a capacitar a las fuerzas de seguridad y al poder judicial de México.
Sin embargo, López Obrador ha criticado duramente el programa, afirmando que estaba contaminado por su asociación con gobiernos anteriores y por financiar equipos de seguridad en la década del 2000.
Funcionarios mexicanos dijeron que el nuevo acuerdo probablemente se centrará en el intercambio de información, las causas de la violencia y en frenar el flujo de armas fabricadas en Estados Unidos hacia México, un punto clave de preocupación para López Obrador.
Sin embargo, la negociación de un nuevo acuerdo será dolorosa, ya que Estados Unidos quiere un enfoque más contundente para combatir a los cárteles de la droga, mientras que López Obrador prefiere métodos más suaves y de menos confrontación para luchar contra las grupos criminales, dijo Vanda Felbab-Brown, analista de seguridad y política exterior.
Además, las conversaciones sobre la nueva cooperación en materia de seguridad pueden verse eclipsadas por las preocupaciones en materia de inmigración.
El aumento en el número de inmigrantes haitianos y latinoamericanos que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México sumió el mes pasado al gobierno de Biden en otra crisis y subrayó la dependencia que tiene Washington de México para ayudar a frenar el flujo de personas.
La importancia de México en la gestión de la inmigración ha dado al gobierno de López Obrador la posibilidad de aplicar políticas más independientes en otros ámbitos, afirman funcionarios mexicanos en privado.
Durante la transición presidencial en Estados Unidos, México hizo más difícil para agentes de seguridad estadounidenses operar en el país. También ha retrasado visas para agentes antinarcóticos de Estados Unidos, según han informado medios de ese país.
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