La segunda semana de junio, en Puerto Progreso, Yucatán, personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), así como marinos de la Unidad de Inteligencia Naval y del Centro de Fusión de Inteligencia de la Secretaría de Marina, incautaron 25 contenedores que contenían palo de rosa (un tipo de madera fina de tono rojizo) con un valor en el mercado de 72 millones de pesos.
Aquellos contenedores, explicó la FGR en un comunicado emitido el pasado 19 de julio, “pretendían exportarse de manera irregular a China, hechos que la ley señala como delito de delincuencia organizada con la finalidad de cometer delitos contra el ambiente”.
El palo de rosa o granadillo es una “flora endémica que se encuentra regulada por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres”, detalló la FGR.
No obstante, el pasado 8 de septiembre la Fiscalía Especializada en materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) redactó un oficio dirigido al contralmirante Armando Caballero Vázquez, administrador de la Aduana Marítima de Progreso, para comunicarle que el contenedor de palo rosa, marcado con el número HASU4437757, debía ser liberado de inmediato.
La razón había sido un “segundo peritaje” que supuestamente había determinado que lo descubierto no era madera preciosa, sino otro tipo de troncos y barras que no estaban en la lista de especies protegidas.
De acuerdo con una investigación del periodista Óscar Balderas, aquel oficio se emitió después de que un grupo de abogados de empresarios chinos viajó a la Ciudad de México para “negociar” la recuperación de una parte de lo decomisado en Puerto Progreso.
Presuntamente, el acuerdo fue que la FGR debía ordenar un segundo peritaje, que contradijera al primero, y estableciera que la madera decomisada era un producto legal, y que por ende tenía permitido abandonar el país sin mayores contratiempos. A cambio, los abogados chinos pagaron millones de pesos como “agradecimiento” a las “atenciones” del personal de la FEMDO.
“¿Cuánto pagaron? No podría decirte, pero sí fueron millones de pesos. Estamos hablando de mucho dinero”, reveló una de las fuentes al periodista especializado en crimen organizado.
Desde entonces, según Balderas, la mafia china habría logrado sacar del mismo modo la mayoría de los 25 contenedores incautados en Puerto Progreso de palo de rosa.
Los traficantes de madera obtienen ganancias de millones de dólares cada año deforestando la zona maya y enviando los troncos de palo rosa a China, donde son vendidos para la elaboración de muebles finos y otra serie de productos que apuntan al mercado de los millonarios asiáticos.
El palo de rosa también es usado para la elaboración de tableros de vehículos de lujo como Rolls-Royce, Cadillac y Lincoln.
De acuerdo con las Naciones Unidas, se trata de una actividad ilegal que forma parte del mercado negro de maderas preciosas en el mundo y que representa unos USD 11 mil millones anuales.
Los compradores de productos hechos con madera mexicana podrían, sin saberlo, estar financiando a las bandas del crimen organizado, el tráfico de personas y la deforestación en una industria fuertemente contaminada por la tala ilegal, de acuerdo con dos investigaciones de Reuters e Insight Crime.
SEGUIR LEYENDO: