La Cámara de Senadores cada año entrega la “Medalla Belisario Domínguez” a quien destaca por su conocimientos en una ciencia o en su profesión. Hasta la actualidad han dado 68 preseas a ciudadanos que se distinguen por sus acciones políticas, sociales o patrióticas.
Desde el año 1954, el Senado de la República de México realiza la entrega de la medalla en honor al senador originario de Chiapas, Belisario Domínguez Palencia quien fue clave en el derrocamiento de la dictadura de Victoriano Huerta.
A través de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez que se encarga de la revisión de aspirantes de cada convocatoria y que de acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos le dan la medalla a los mexicanos más eminentes, por sus “propuestas, su entrega y amor a la patria”.
Belisario Domínguez nació el 25 de abril de 1865 en Comitán, Chiapas. Además de político era médico. Realizó sus estudios profesionales en la Universidad de la Sorbona en el cual se tituló como partero y cirujano. En su vida política se unió al Partido Liberal, por medio del periódico el Vate realizó artículos en contra de Porfirio Díaz e incentivaba a la gente a cuestionar al gobierno.
Domínguez y su rebelión contra el gobierno
Luego de que Victoriano Huerta el 16 de septiembre de 1913 rindiera su informe ante el Congreso Nacional, Belisario Domínguez le respondió los días 23 y 29 del mismo mes. Con dicha acción denunció los crímenes del presidente, en la actualidad es recordado por su verdad y como un ejemplo de justicia.
En febrero de 1913, Belisario Domínguez vivía en la Ciudad de México, era senador suplente de estado de Chiapas. En el contexto de la traición de Victoriano Huerta, comandante de las Fuerzas Armadas quien ordenó asesinar a Francisco I. Madero y al vicepresidente José María Pino Suarez para dar un golpe de Estado y tomar el poder en medio de la llamada Decena Trágica.
Domínguez denunció lo perpetuado por Huerta desde la tribuna de la Cámara de Senadores solicitó su destitución y enunció: “a Representación Nacional debe deponer de la Presidencia de la República a don Victoriano Huerta, por ser él contra quien protestan con mucha razón todos nuestros hermanos alzados en armas y de consiguiente, por ser quien menos puede llevar a efecto la pacificación, supremo anhelo de todos los mexicanos […] ¿dejaréis, por temor a la muerte, que continúe en el poder?”.
En su primer discurso en contra de la represión y los crímenes de Huerta efectuado el 23 de septiembre resaltó lo peligroso que era para el país tener al frente a alguien como Victoriano: “Penetrad en vosotros mismo, señores, y resolved esta pregunta: ¿Qué diría de la tripulación de una gran nave que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso, nombrara piloto a un carnicero que sin ningún conocimiento náutico navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al capitán del barco?”.
En el del 29 de septiembre, hizo su segundo discurso en el que señaló a Victoriano como un asesino, represor y criminal: “cuando la obsesión es más fija, don victoriano Huerta se exaspera y para templar su cerebro y sus nervios desfallecientes hace un llamamiento a sus instintos más crueles, más feroces, y entonces dice a los suyos: maten, asesinen, que sólo matando a mis enemigos se reestablecerá la paz”.
El acto de alzar la voz y su rebelión le costó la vida, el 7 de octubre de 1913 a pocos días de las elecciones fue asesinado por la policía huertista.
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