El Centro de Derechos Humanos “Miguel Agustín Pro Juárez” repudió la difusión de las conversaciones entre Gildardo López Astudillo, “El Gil”, y mandos policiacos de Iguala, implicados en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
A través de sus redes sociales, el Centro Prodh calificó de riesgoso el hecho toda vez que, consideró, puede comprometer el éxito de las investigaciones. Aclaró que como integrante de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa, no participaron en la decisión de difundir los documentos.
“Es riesgoso que se difunda así información sobre una investigación en curso, pues puede comprometer el éxito de la misma. Como integrantes de la #COVAJ no participamos de la decisión de publicar así los documentos”, escribió en sus redes sociales.
Mediante un hilo, el centro defensor de derechos humanos destacó que “ante la posibilidad de que se trate de intervenciones ilegales de comunicación llevadas a cabo por el Ejército, se debe aclarar cabalmente el origen de las mismas”.
Pero a su vez consideró que “los documentos abren líneas de investigación, incluso sobre perpetradores y paradero, que aún deben agotarse”.
La tarde del viernes 1 de octubre, la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa (CoVAJ) publicó que, por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, se revelaba un documento de dos páginas en el que se lee el intercambio de mensajes entre Francisco Salgado Valladares, segundo comandante de la Policía Municipal de Iguala, gente de confianza de Felipe Flores Vázquez, ex jefe de la policía del mismo municipio, una persona denominada Gilberto “Gil” -jefe regional del cártel Guerreros Unidos-, así como Alejandro Palacios “Cholo” y otro más denominado “Ramón”.
El documento en cuestión fue entregado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y contiene la transcripción de algunas conversaciones realizadas el 26 de septiembre y el 4 de octubre de 2014, entre Salgado Valladares, Flores Vázquez, el “Gil” , “Cholo” y “Ramón”.
En la transcripción se indica la liberación y entrega al crimen organizado de los jóvenes, así como otro documento en que se detallan operaciones de búsqueda por parte de las autoridades.
De acuerdo con la hoja de referencia No. 14-04885, se detalla una conversación entre Ignacio (identificado como gente de confianza de Felipe Flores Vázquez) con Gildardo (López Astudillo), el “Gil”, jefe regional de Guerreros Unidos.
A primera instancia se infiere que el agente duda de la identidad de los estudiantes y presume que son de la normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, pero desconfía porque asegura que están armados y encapuchados. Agrega que varios han sido detenidos.
“PASEME UNOS POR EL CAMINO A PUEBLO VIEJO YO LOS RECIBO. VERGA SUELTELOS TENGO UNAS CAMAS PARA ATERRIZRLOSPASEME LOS DETENIDOS (sic)”, solicitó el presunto cabecilla criminal.
Ignacio informó que se trataba de 21 personas, quienes viajaban en un autobús y pidió que estuvieran atentos durante algún punto de la noche del 26 de septiembre, pues los mensajes no indican horario de envío.
“YA LO SUELTO PONGANSE PILAS LOS DE LAS CAMAS. YA SE ESTANSOTANDO LOS DEDEL AUTOBIUSPAQ LOS REVIENTEN USTEDES (sic)”, afirmó el supuesto oficial.
Pero después agregó que 17 más estaban en “la cueva”, y sugirió entregar a ese grupo y no reportar detenciones a su mando. Gil aceptó recibirlos a todos, pero de los primeros, 17 serían enviados a la “Brecha de lobos”.
Esto significaría que al menos 38 estudiantes estuvieron en manos de la policía local en distintos puntos. Pero no se aclara, con las fojas reveladas por la Segob, el paradero y arresto de cinco jóvenes más.
“DILE AL GORDO K LOS PAREN VIENEN MAS AUTOBUSES (sic)”, advirtió Ignacio. “NO TENGO NINGUN DETENIDO VIEJO TODOS LOS PAQUETES SE ENTREGARON VIEJO (sic)”, finalizó.
El Gil ordenó no reportar aseguramientos y el policía confirmó que eso hizo ante el secretario de Seguridad, Felipe Flores Vázquez.
En la segunda página se indicaron mensajes entre Alejandro Palacios, el Cholo, y Ramón, presunto policía de Tepecoacuilco. En la conversación, el supuesto criminal comentó que fue encontrada una fosa clandestina en Pueblo Viejo, pero esto habría sido porque alguien reveló la ubicación.
Además, todos los puntos de inhumación clandestina del Gil habrían sido localizados y presumieron algún acuerdo. Supuestamente, un agente ministerial pidió cooperación del capo para entregar 10 cuerpos y calmar la situación. Para ese entonces habían transcurrido ocho días de los hechos.
Cabe resaltar que estos documentos no son los que había prometido transparentar el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien originalmente indicó que se harían públicas declaraciones de militares testadas por la Fiscalía General de la República (FGR).
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