Eduardo “N” y Georgina “N”, pareja acusada de asesinar al dueño y gerente de un restaurante en Salamanca, fueron vinculados a proceso por las pruebas aportadas por la Fiscalía de Guanajuato, tras el ataque ejecutado con un explosivo casero.
De acuerdo con el reporte, el juez otorgó la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa en contra del hombre y la mujer en audiencia realizada este 28 de septiembre de manera privada a solicitud de la parte defensora.
Esto, luego de que ambos fueran detenidos hace cinco días por su presunta responsabilidad en delitos de homicidio calificado y homicidio en grado de tentativa, pues el ataque dejó cinco personas lesionadas más tras los hechos en el restaurante bar Barra 1604.
Al día siguiente del arresto, las autoridades comenzaron con la comparecencia inicial en la Sala 1 del Juzgado de Oralidad Penal del Poder Judicial, alrededor de las 13:00 horas. Sin embargo, esta audiencia fue suspendida y continuó el sábado 24 de septiembre, donde la defensa de los imputados solicitó la duplicidad del término constitucional para allegarse de datos de prueba.
Y fue hasta este martes que se reanudó el proceso, pero el debate se prolongó entre las 16:00 y pasadas las 21:00 horas.
“El hombre y la mujer escucharon el relato circunstanciado de los hechos atribuidos y la forma de intervención que se les imputa, los datos de prueba que presentó la representación social y la clasificación jurídica del delito. En esta etapa procesal, el Agente del Ministerio Público dejó en claro la intervención y grado de culpabilidad de los acusados”, destacó el comunicado oficial.
Tal como lo había adelantado el fiscal Carlos Zamarripa, en la audiencia fueron ventilados otros detalles sobre el modus operandi de la pareja.
Por ejemplo, que la caja envuelta como regalo y, entregada por mensajería en el restaurante, guardaba un contenedor cilíndrico de color rojo con cables que, al ser abierta, causó la explosión instantánea. Ello desencadenó en la muerte del gerente Mauricio Salvador Romero Morales y la del dueño del local, Mario Alberto Hernández Cárdenas.
“La caja estaba en el piso cuando llegó la pareja que realizaría el servicio. Incluso, [Georgina “N”] les dijo que no movieran demasiado la caja porque se dañaría’ el regalo”, agregó la fiscalía.
Según las investigaciones, ese atentado concretó supuestos actos de venganza por adeudos millonarios. Las diferencias entre particulares, de carácter irreconciliable, derivaron del préstamo de una gran cantidad de dinero para constituir el restaurante.
Al final, ni Georgina ni Eduardo fueron incluidos en la administración del local que fue ubicado en la avenida principal Faja de Oro, esquina con Insurgentes, colonia el Deportivo.
De acuerdo con los datos proporcionados por la Fiscalía de Guanajuato, Georgina y Eduardo comenzaron sus operaciones desde la ciudad de Cortázar, a media hora de Salamanca. No se dijo desde dónde arribaron a ese lugar el día del atentado, pero llegaron a bordo de una camioneta roja, tipo estaquitas, la cual fue estacionada en inmediaciones de la ciudad.
Alrededor de las 17:16 horas del pasado 19 de septiembre, la pareja descendió del vehículo que sería de su propiedad y descargaron la caja de madera que contenía el explosivo. De ahí, Eduardo fue hacia la Central Camionera de Cortázar para pedir un taxi con el cual regresó a la calle 5 de Mayo, donde estaba Georgina. Ambos cargaron el paquete al coche tipo Tsuru color verde y se dirigieron hacia Salamanca en un trayecto de poco más de 30 kilómetros.
Los pasajeros llegaron a la colonia Constituyentes de su destino al filo de las 18:00 horas. Ese punto está 12 kilómetros al sureste del restaurante. Desde ahí, Georgina solicitó el servicio de envío y mediante un “mensaje multimedia contactó a uno de los conductores de reparto por motocicleta.
La mujer cedió la caja con el explosivo y dio instrucciones precisas para su entrega en el restaurante bar Barra 1604, a donde los mensajeros debían preguntar precisamente por el dueño, Mario Alberto Hernández Cárdenas. Ella dijo que se debía tener cuidado con el regalo y pagó por el servicio.
Entre las 19:15 horas, los repartidores llegaron al local y cumplieron las instrucciones al pie de la letra sin saber que cargaban una bomba casera. Pero el primero en salir fue el gerente, Mauricio Salvador Romero Morales, acompañado de otras personas. Todo parecía normal, alguien había enviado un regalo por el cumpleaños del dueño del local, quien celebraba con sus invitados.
Hernández Cárdenas se aproximó a la zona de estacionamiento del restaurante, donde estaban los mensajeros, y abrió la caja de madera. Enseguida ocurrió la detonación a distancia que dejó los cuerpos sin vida de los socios del restaurante, tendidos sobre el asfalto y la calle. Esquirlas y partes humanas volaron alrededor. Cinco personas, incluido el conductor de la moto, resultaron lesionados por el ataque.
La venganza se había concretado. Eduardo y Georgina regresaron en otro taxi a Cortázar. En algún punto de Sarabia tuvieron que tomar un transporte más para llegar al sitio donde habían estacionado la camioneta roja.
Derivado de la recolección de indicios, los peritos en informática de la fiscalía de Guanajuato lograron reactivar el sistema operativo del celular del mensajero que conducía la motocicleta. De esa manera se obtuvo copia de las conversaciones en WhatsApp y más importante, el número desde donde fue solicitado el servicio. El teléfono usado por Georgina había sido dado de alta en Cortázar.
Un equipo de 25 analistas estudiaron paso a paso el trayecto de los vehículos utilizados por los agresores, el cual quedó registrado en más de 600 horas a través de cámaras de videovigilancia. Los taxistas fueron ubicados, proporcionaron su testimonio y, finalmente, se dio con el paradero de Georgina y Eduardo en Cortázar, de donde no son originarios pero habitaban un domicilio.
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