Después de diez años de lucha, el 27 de septiembre de 1821, el Ejercito Trigarante encabezado por Agustín de Iturbide entró a la Ciudad de Mexico para que un día después se firmara el Acta de Independencia, lo que daría fin a los casi tres siglos del virreinato de la Nueva España.
A pesar de ser considerado como uno de los personajes más importantes dentro de la Independencia de México, sólo tres años después del triunfo de las tropas mexicanas, un decreto del Poder Legislativo con fecha del 28 de abril de 1824 declaró traidor y fuera de la ley a Agustín de Iturbide, luego de haberse proclamado Emperador de México.
Se tiene registrado que el 30 de marzo de 1823 se exilió del territorio mexicano rumbo a Liorna, Italia, como medida de defensa hacia su persona y su familia ante el levantamiento en armas de Antonio López de Santa Anna.
Previo a dejar la titularidad del Imperio Mexicano y junto con el congreso, se declararon nulos el Plan de Iguala y los tratados de Córdoba, con el fin de permitir que México se constituyera políticamente como mejor le pareciera a los intereses de la nación, según reportó José Joaquín Pesado, periodista mexicano de la época.
En su libro El libertador D. Agustín de Iturbide, Pesado afirmó que la decisión de salir del país se tomó en conjunto con Pedro del Paso, Troncoso y su hermana Victoria, quienes le anunciaron la serie de revoluciones que se estaban planeando contra él y cualquiera que quisiera el regreso del reinado de España.
En su viaje se embarcó en una antigua fragata, Rowlins. Se encontraba acompañado por su esposa, sus ocho hijos, su sobrino, dos eclesiásticos, su secretario personal y su servidumbre.
Desembarcó en Italia el 2 de agosto de 1823; sin embargo, él y sus acompañantes tuvieron que cumplir cuarentena obligatoria y pudieron salir hasta el mes de septiembre.
El exilio en Europa de Iturbide no duró mucho tiempo, pues entre sus constantes mudanzas de Florencia a Londres, pudo conocer los planes de reconquista sobre México que tenía España. A la par de recibir noticias a través de cartas que “pintaban a la república en un estado de anarquía”.
Con esta información y aconsejado por algunas personas que querían una monarquía en América, decidió volver a México un año más tarde. Se embarcó en Londres el 4 de mayo de 1824, junto con algunos miembros de su familia, rumbo a la bahía de San Bernardo, Texas, misma a la que arribó el 27 de junio.
Pasó días en Texas planeando su entrada a México, quería hacer creer que él prestaba sus servicios a la patria para evitar que se siguieran creando conflictos y evitar una reconquista por parte de España; sin embargo, esto no funcionó y fue arrestado el 16 de julio en Tamaulipas.
Tres días después, el 19 de julio de 1824, fue fusilado en Padilla, Tamaulipas, por órdenes del congreso local que ordenó cumplir el decreto de fusilar al traidor Agustín de Iturbide.
El cráneo y la estructura ósea de Agustín Cosme Damián de Iturbide y Aramburu descansan en la Catedral que se encuentra en la capital del país, en la capilla de San Felipe de Jesús.
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