A Eduardo Ramírez Flores y su esposa, Georgina, la vida no les había sonreido. Aquejados por un fraude millonario, ambos intentaron hacer justicia por su propia mano.
Eduardo y Georgina fueron detenidos el pasado jueves. La policía de Guanajuato llevaba pisándole los talones desde hace cuatro días, pues cometieron un atentado que terminó con la vida de dos personas y dejó dos más heridas.
A su víctima, como más tarde confirmaron las autoridades, la conocían muy de cerca y tenían información puntual sobre esta.
El pasado domingo, alrededor de las 17:14 horas, ocurrió el ataque. Mario Alberto Hernández, una de las víctimas mortales y dueño del restaurante bar Barra 1604 recibió un regalo de cumpleaños: una caja con globos y serpentina que explotó en cuanto lo abrió.
Según las autoridades, al interior se encontraba una bomba casera fabricada con un tutorial en internet. Era un extintor vacío que fue rellenado con varios elementos como pólvora, y un temporizador o dispositivo para detonar a distancia.
Los detalles sobre la investigación indican que Mario Alberto Hernández Cárdenas así como del gerente, Mauricio Salvador Romero Morales tenían una sociedad con Eduardo y Georgina “no podemos decir si fue formal, es decir, establecida a través de un documento para tal efecto, lo cierto es que sí tenían una relación de sociedad comercial que en apariencia, precisamente para poder llevar a cabo el inicio del negocio en el cual se está hablando, de este restaurante”, dijo Carlos Zamarripa Aguirre, fiscal de Guanajuato.
De acuerdo con las investigaciones, los detenidos viajaron de Cortázar a Salamanca y Georgina “N” fue quien solicitó el envío a una empresa de mensajería para que fuera entregado un paquete en el restaurante bar Barra 1604. En la caja de madera, embalada como regalo, iba el artefacto explosivo que fue detonado a distancia.
Zamarripa Aguirre aseguró que esto descartaba algún vínculo con el crimen organizado o células delictivas, pues hay elementos sólidos para un atentado dirigido que aún con ello causó terror entre la población.
“El evento, tal como aconteció, pues a todos ha conmocionado de distintas maneras, pero por su puesto sí causa un miedo generalizado en un sector de la población, o en la población en general, sin embargo tenemos que ver las causas de cada uno de estos hechos”, reconoció el fiscal.
La madrugada del jueves, policías de Salamanca localizaron colgadas cinco narcomantas en puentes vehiculares y pasos a desnivel, las cuales estaban firmadas por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes se deslindaron por el atentado en el restaurante y responsabilizaron a sus enemigos del Cártel Santa Rosa de Lima como a las células michoacanas de Cárteles Unidos.
Pues allegados a Mauricio Salvador Romero Morales acusaron en entrevista con un medio nacional que el restaurante había sufrido extorsiones por parte del CJNG, ante lo cual denunciaron a las autoridades hace medio año. Aunque la Fiscalía de Guanajuato aclaró que esa información era falsa y no había recibido reporte alguno, además, seis meses atrás, el local ni siquiera existía.
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