“Es necesario que los expertos asuman la responsabilidad de buscar nuevas opciones que lleven al crecimiento de sus economías” es la conclusión a la que llegan especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El diagnóstico llega en el marco de un preocupante incremento de la deuda externa a nivel mundial.
Durante el conversatorio “Deuda externa y gasto público”, Gregorio Vidal Bonifaz, colaborador del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA); Alejandro César López Bolaños, investigador del IIE, y Roberto Soto Esquivel, de la Red Iberoamericana de Estudios del Desarrollo (RIED) plantearon un escenario preocupante a nivel internacional.
Resaltan que, debido a la pandemia de COVID-19, la deuda externa mundial incrementó gravemente. En el 2011 las naciones del mundo debían aproximadamente 5 billones, que para el 2019 se convirtieron en 8.4 billones.
En el boletín de la UNAM se explica que desde los años ochentas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda a las naciones incrementar el volumen de sus reservas nacionales, fomentar la atracción de capital, particularmente, de cartera y fomentar la inversión extranjera.
Sin embargo, como resultado de ello, las naciones del mundo han tenido que pedir préstamos cada vez mayores a bancos extranjeros. “Todas aquellas transformaciones financieras han hecho que nuestros sistemas, nuestra médula de operaciones financieras, esté hoy en manos del capital trasnacional y esto implica que aún la deuda interna emitida en pesos, termina siendo una deuda que pagaremos al exterior”, explica el académico López Bolaños.
Es esta integración de la deuda extranjera a la manera en la que operan las economías de los diferentes países que ha invisibilizado su papel en los diferentes países. “Hoy la deuda externa pareciera que es una carga menor en nuestras economías”, si embargo, Bolaños aclara que esto no es cierto.
Roberto Soto es quien abunda en los efectos de la pandemia por la COVID-19 en el aumento de la deuda externa a nivel mundial. En el caso mexicano, explica que el país pasó de tener 291 mil millones de pesos de deuda externa en su Producto Interno Bruto (PIB) en el 2011 a 469 mil millones de pesos en el 2019. Esto representa un aumento del 25 al 38 por ciento del PIB.
Para Gregorio Vidal, la manera en que México está llevado la deuda externa tiene una consecuencia clara: “Como estamos, la economía mexicana nunca va a crecer más allá de 3 por ciento, en plazos de 5 a 6 años, eso significa que seguiremos siendo lo que somos, un país de desastres y llenos de pobres”.
Los académicos coinciden en que para lograr un cambio verdadero, deben de cambiar de manera radical las decisiones tomadas al interior del FMI. Pero para lograr ello, son los mandatarios de una serie de países los que deben de comenzar el viraje hacia una nueva economía mundial.
Gregorio Vidal añade que las decisiones que se toman en el FMI suceden “a partir de lo que opina el Comité Monetario Internacional, constituido por los presidentes de los bancos centrales o los secretarios de Hacienda de los gobiernos. Son los gobiernos de un conjunto de países los que deciden todo esto”.
Además, aclaran que las principales víctimas de este tipo de comportamientos son las personas. Al final, la crisis climática mundial es consecuencia de la economía internacional, declara el boletín, de tal forma que quienes viven sus efectos son las principales víctimas.
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