Desde su toma de posesión como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador continuamente ha hecho modificaciones al discurso que hasta el momento se tenía de la conquista española y la caída de Tenochtitlán. Ahora, el mandatario se ha empeñado en caracterizar al hecho como “la catástrofe originada por la ocupación militar española de Mesoamérica”.
Sin embargo, no todo mundo está de acuerdo con la reinterpretación histórica de AMLO y sus asesores. El periodista Riva Palacio recoge en su columna de hoy una de las objeciones dirigidas al mandatario.
Y es que, durante su discurso del pasado 13 de agosto, en memoria de la caída de Tenochtitlán, el mandatario citó al profesor de relaciones internacionales argentino, Marcelo Gullo. Sin mencionarlo por nombre, AMLO recoge un fragmento que se lee en el texto más reciente del académico, donde se lee “Hernán Cortés aglutinó a 110 naciones mexicanas que vivían oprimidas por la tiranía antropófaga de los aztecas y que lucharon con él”.
El presidente criticó que hoy en día todavía se pretenda dibujar al imperio azteca como una tiranía cuyo principal objetivo era ofrecer sacrificios humanos a sus dioses. Sin embargo, para Gullo, negar la existencia de ese tipo de rituales supone un error para el presidente y sus asesores.
El autor argentino publicó en el diario El Mundo una respuesta al mandatario. Desde ahí, Marcelo Gullo critica: “Cuando se analiza la historia sin prejuicios y no se quiere ocultar la verdad [...] se llega a la conclusión que los aztecas llevaron a cabo como política de estado la conquista de otros pueblos indígenas para poder tener seres humanos para sacrificar a sus dioses y usar la carne humana así conseguida como alimento principal de los nobles y sacerdotes”.
Si bien, desde México, se ha escrito extensamente sobre el régimen autoritario que el “imperio azteca” mantenía sobre pueblos vecinos, no son muchas las referencias que afirmen que el objetivo principal era obtener alimento para los nobles y sacerdotes a través de sacrificios humanos.
Marcelo Gullo insiste en el rodeo de AMLO para evitar hablar de los sacrificios humanos cuando escribe “En su discurso trató usted de esquivar el tema de la antropofagia de los aztecas y lo entiendo porque las pruebas que afirman el Holocausto azteca son abrumadoras”.
Cuando el profesor argentino habla del Holocausto azteca, no es una referencia accidental al Holocausto nazi. De hecho, el mismo López Obrador recupera en su discurso un fragmento del libro escrito por Gullo donde se lee “pedir perdón por liberar a los mexicanos de los aztecas es como pedir perdón por haber derrotado a los nazis”.
Por otro lado, Riva Palacio sostiene que el Imperio Español “no fue racista ni asesino, como lo fueron el belga, francés y alemán, ni clasista-racista como el inglés [...] el revisionismo oportunista como el que hoy vivimos, es algo que debemos evitar”. Por otro lado, indígenas mexicanas y mexicanos sí identifican en la época colonial los procesos ideológicos que llevaron a que la creación de la raza y el racismo en México.
Pese a los argumentos de Gullo sobre el análisis de la historia “sin prejuicios”, el discurso del gobierno obradorista se está plasmando incluso en las mismas calles. En recientes semanas se levantó polémica por la decisión de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, de retirar la estatua de Cristóbal Colón y colocar en su lugar la de una mujer indígena.
Mientras que personajes políticos de los partido de oposición reclamaron que se estaba negando el pasado español de las y los mexicanos, y que los intentos por descolonizar eran consecuencia de “complejos y problemas mentales”, las críticas más potentes al discurso de la administración actual vinieron desde otra posición.
En Twitter, una de las activistas que más polémica causó por sus críticas a la escultura “Tlali” de Pedro Reyes, fue la lingüística mixe, Yásnaya Elena. A través de varias publicaciones, problematizó acerca de las concepciones que, desde el gobierno, se tiene de lo “indígena”. Criticó, por ejemplo, entre muchas otras cosas, que para conmemorar a las y los indígenas mexicanos, se haya elegido a un artista caucásico como el encargado de realizar la obra.
Fueron estas las críticas que echaron para atrás el proyecto de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, la estatua de Cristóbal Colón se va. Sólo que ahora será el Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP) de la Ciudad de México quien decida sobre las nueva estatua que ocupará el pedestal vacío.
SEGUIR LEYENDO: