En la historia de México existen eventos que marcaron un antes y un después, como el grito de Dolores o el inicio de la Revolución Mexicana, pero con ellos, aparecieron personajes que hasta hace unos años fueron incuestionables, como los Niños Héroes, pero ¿cuál es la verdad sobre ellos?
En la madrugada del 12 de septiembre de 1847, los cañones estadounidenses comenzaron a bombardear el Castillo de Chapultepec. La defensa del sitio estaba a cargo del general Nicolás Bravo, eran 800 soldados con los que contaba México contra 7,000 soldados de Estados Unidos.
El altercado se extendió hasta el 13 de septiembre, previo a que llegaran los estadounidenses, Bravo dio la orden de que los cadetes menores debían retirarse, pero no todos lo hicieron. Cuando los soldados norteamericanos lograron llegar al Castillo, al ascender del lado oeste, se encontraron con soldados y cadetes, quienes los enfrentaron.
De este relato histórico, se dice que los seis cadetes fueron los últimos en morir durante la batalla y que Juan Escutia, al ver todo perdido, se envolvió en la bandera mexicana para posteriormente lanzarse al vacío y de esta forma evitar que los estadounidenses se apoderaran de ella.
Sin embargo, esta versión es errónea ya que durante el sexenio de José López Portillo, el lábaro patrio fue devuelto al país, pues todo ese tiempo estuvo resguardado por los estadounidenses.
Un hecho sustentado es que muchos menores de edad estudiaban en el Colegio Militar, sin embargo, no todos los niños héroes eran tan jóvenes.
El más joven era Francisco Márquez quien tan sólo tenía 12 años al momento de su muerte, Vicente Suárez 14, Fernando Montes de Oca y Agustín Melgar 18, Juan de la Barrera 19 y Juan Escutia 20. Por lo que muchos expertos cuestionan que a estos personajes se les llame “niños”.
¿En realidad fueron héroes?
Una de las principales razones para quitarle lo heroico a este evento es el resultado obtenido de aquella batalla, pues a raíz de ese hecho, se sentaron las bases para la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo con el que se perdió más de la mitad del territorio nacional.
Fueron los conservadores opositores al gobierno de Benito Juárez, quienes popularizaron la creencia de que no fueron cadetes, sino personas que estaban arrestadas en el Castillo de Chapultepec, otra versión es que eran personas en estado de ebriedad y por esa razón uno de ellos cayó al vacío.
Dentro de lo que sí ocurrió, está el hecho de que la historia de Estados Unidos tiene registrado un enfrentamiento por la toma del Castillo, la captura de prisioneros y la liberación de 49 apresados: Mariano Monterde, quien era director general, Antonio Poucel, profesor de Esgrima y los alumnos Manuel Alemán, Fernando Poucel, Miguel Poucel, José Cuellar, Antonio Solá, Ignacio Molina, Cástulo García, Esteban Zamora, Vicente Herrera, Ignacio Burgoa, Santiago Hernández, entre otros.
La necesidad de Porfirio Díaz por crear una identidad nacional lo llevó a modificar detalles de lo sucedido aquél 13 de septiembre y logró que la figura de los cadetes tuviera más relevancia al crear la medalla de honor para venerar a los defensores del Castillo de Chapultepec.
En este contexto, la batalla se plasmó como se conoce actualmente y el mayor mito de los Niños Héroes fue bien recibido por los mexicanos, una historia llena de valentía y nacionalismo en la que uno de los jóvenes cadetes se envolvió en el lábaro patrio y cayó en medio de una batalla contra la unión americana.
La verdad histórica de Miguel Alemán Valdés
Fue la visita a México del presidente estadounidense, Harry Truman en 1947 lo que denotó el mito de los Niños Héroes, pues durante la ceremonia del Centenario de la Batalla de Chapultepec, Truman trató de agradar y colocó una ofrenda de flores en el antiguo monumento de los Niños Héroes y durante su discurso dijo: “Un siglo de rencores se borra con un mito de silencio”.
La frase causó indignación, por lo que durante la noche, cadetes del Colegio Militar retiraron la ofrenda y la regresaron a la embajada estadounidense.
Poco después, en el mismo gobierno de Miguel Alemán, se dio a conocer el hallazgo de seis cráneos al pie del cerro de Chapultepec, las autoridades aseguraron que pertenecían a los seis Niños Héroes.
Alemán Valdés y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) avalaron el descubrimiento como los restos de los seis cadetes a través de un decreto presidencial.
Finalmente, en 1952 se inauguró un nuevo monumento, conocido como el “Altar a la Patria”, lugar en el que se depositaron los retos óseos de seis personas, pues nunca se comprobó científicamente y documentalmente que efectivamente se eran de los Niños Héroes.
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