Septiembre no deja de sorprender y asustar a los mexicanos. Pareciera una especie de maldición que cada inicio del mes patrio es augurio de que algo malo va a pasar con la naturaleza.
En tan sólo 12 días, el país ya sufrió los estragos de un sismo de 7.1 grados, inundaciones en diversos estados, la entrada de varios huracanes y, por si fuera poco, un nuevo despertar por parte del volcán Popocatépetl.
A primera hora de este sábado, Don Goyo registró múltiples exhalaciones que se fueron intensificando a lo largo del día hasta provocar paredes de humo y una explosión que provocó la caída de cenizas y material incandescente.
No obstante, el Popo no es sólo un volcán que ha existido en México desde hace más de 730 mil años, pues alrededor de él existe toda una serie de datos y leyendas que lo hacen muy interesante para todas las personas que quieren conocer su historia.
¿Por qué se llama Popocatépetl?
Popocatépetl deriva del idioma náhuatl y se compone de dos vocablos: Popoca, que significa “que humea”, y Tepetl, que quiere decir “Montaña”. Esta construcción lingüística deja ver que desde la época prehispánica ha estado activo y, seguramente, provocando algunos sustos entre los pobladores.
También es muy popular su apodo. Conocido como Don Goyo, esta peculiar forma de llamarlo, muy a la mexicana, proviene del pueblo de Santiago Xalitzintla, ubicado en Puebla.
Se dice que a uno de sus pobladores, identificado como Antonio, se le apareció un sujeto llamado Gregorio Chino Popocatepétl mientras caminaba por el volcán. En este encuentro, Gregorio le advirtió sobre la explosión y le aseguró que se aparecería cada vez que este desastre fuera a ocurrir.
A partir de ese momento, Antonio se convirtió en el primer tempero y comenzó a crear el linaje de la familia Analco. Uno de sus integrantes es a quien el espíritu del volcán se le aparece para darle mensajes, mismos que debe transmitir.
Por ello, los habitantes de Xalitzintla bautizaron al Popo como “Goyo”, por el nombre de la personificación que se le apareció a Antonio. Debido a ello, cada 12 de marzo, día de San Gregorio Magno, hay una peregrinación al Popocatépetl para brindarle ofrendas de flores y alimentos para mantenerlo en paz y feliz.
Leyenda de Popocatépetl e Iztaccíhuatl
Antes de ser la segunda y tercer montaña más altas de México, sólo detrás del Citlaltépetl o Pico de Orizaba, Popo e Izta eran una enamorada pareja que vivió un trágico final.
La leyenda dice que Iztaccíhuatl, o Mixtli, era la princesa Tlaxcalteca más bella. Gracias a sus dotes, era pretendida por uno de los más crueles guerreros de la región, Axooxco, quien a toda costa buscaba su corazón sin saber que ya le pertenecía a Popocatépetl, o Popoca, un apuesto y noble combatiente.
El pueblo Tlaxcalteca vivía bajo el yugo de los Aztecas, pero el cacique decidió de una vez por todas terminar con esta dominación y decidió emprender una batalla por la libertad de su pueblo.
Popoca, como buen guerrero y amante, decidió pedirle al cacique la mano de su hija Mixtli. Esto no sería fácil, pues para consumar el matrimonio le propuso ir a la guerra contra el imperio Azteca y regresar sano, salvo y victorioso.
Ante esta solicitud, y con un corazón lleno de amor y valentía, Popoca aceptó. Al poco tiempo partió al campo de batalla, no sin antes sostener su promesa con Iztaccíhuatl de volver y consumar su amor en el altar.
Sin embargo, en cuanto notó su ausencia, un celoso Axooxco engañó a la princesa al decirle que su amado Popoca había sucumbido en combate. El desconsuelo se apoderó de ella, víctima del engañó, murió de tristeza al saber que nunca podría volver a ver a su amado.
Al poco tiempo Popoca volvió victorioso a cumplir la promesa que hizo con el cacique. No obstante, lo recibieron la triste y trágica muerte de Iztaccíhuatl. Ante ello, Popocatépetl emprendió la búsqueda de la mejor manera de honrar el amor que ambos se tenían.
Por ello ordenó la construcción de una tumba en la que se juntarían 10 cerros para elevar una enorme montaña. Una vez finalizada, tomó el cuerpo de su enamorada, la recostó en la punta más alta de la edificación, le dio un beso y se quedó a su lado, arrodillado por toda la eternidad con una antorcha en la mano.
Frente a frente, se fueron combinando con el entorno. Entre las rocas y la nieve, se fueron convirtiendo en montaña, la manera más sólida e inmortal de mantenerse juntos. De esa manera permanecieron unidos hasta nuestros días, y continuarán así hasta que el mundo se termine.
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