Un restaurador vasco fue condenado a doce años y nueve meses de cárcel por introducir ilegalmente en España a tres trabajadores mexicanos para explotarlos laboralmente en su local.
Según la sentencia, a la que tuvo acceso Efe, el acusado ofreció en 2016 un curso teórico-práctico sobre “Cocina vasca de diseño” en un restaurante de San Sebastián al que asistió uno de los ciudadanos mexicanos afectados.
Meses más tarde contactó con este hombre, que ya se encontraba en México, y le ofreció trabajo como chef en su local de la localidad guipuzcoana de Irún, con unas condiciones verbales “aceptables” aunque “sin formalizar contrato de trabajo”, y también ofreció empleo como camarero a su pareja sentimental.
El inculpado les facilitó “visado de estudiantes” con la “apariencia ficticia” de que iban a recibir “un máster en restauración” para que entraran en España como alumnos.
Una vez en ese país, los dos ciudadanos mexicanos comenzaron a trabajar en Irún, al igual que un tercer compatriota que había sido captado en México de un modo similar.
Según la sentencia, las víctimas trabajaban “sin formalizar contrato” laboral, sin ser dados de alta en la Seguridad Social y en “gravosas condiciones”, con “extensos horarios de martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas y de 20:00 a 00:30 horas, y con una “baja retribución económica”, y con el “temor a perder el trabajo por su condición de extranjeros no comunitarios” (de fuera de la Unión Europea).
La resolución aclaró que a los perjudicados no se les proporcionaba sustento “suficiente”, pues sólo se les ofrecía la “comida sobrante del restaurante”, “prevaliéndose el acusado de la situación de necesidad en la que se encontraban por la dependencia económica y personal” que sufrían, entre otras causas, por “temor a perder el trabajo por su condición de extranjeros no comunitarios”.
De igual forma, los mexicanos mencionaron que el trato dado por el restaurador era con el “propósito de humillarles” mencionándoles en el trabajo: “Eres un inútil. No eres profesional. No sabes hacer nada”, provocándoles “un profundo desasosiego”.
Durante el juicio por estos hechos, celebrado en un juzgado de Donostia, el inculpado llegó a un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular por el que se dijo que era responsable de: tres delitos, de ayudar a la entrada y tránsito de ciudadanos extranjeros en el Estado, de un delito de tráfico ilegal de mano de obra y de otros tres de explotación laboral.
El restaurador vasco también deberá indemnizar en conjunto a sus cinco víctimas con un total de 5,620 euros y de abonar distintas multas, además de comprometerse a no volver a delinquir en los dos próximos años, así como a realizar distintos trabajos en beneficio de la comunidad.
EFE
SEGUIR LEYENDO: