El mundo del pulque y del boxeo se encuentran de luto, ya que la madrugada de este domingo 5 de septiembre se confirmó la muerte de Epifanio Leyva Ortega, icónico boxeador y dueño de la legendaria pulquería “La hija de los apaches”.
La noticia fue confirmada por el mismo inmueble que lo convirtió en toda una leyenda de la Ciudad de México. “En el tren de su vida, él subió y bajó en las estaciones que él quiso, disfrutó su vida y nos deja un gran legado a todos sus familiares, amigos y clientes”, se lee en un comunicado de “La hija de los apaches”.
“Y recuerden ‘no se pulque a nadie de mi muerte y nadie nunca dirá que no cumplí con mi beber’ Buen viaje campeón, siempre te llevaremos en el corazón”, agregaron.
El fallecimiento del púgil mexicano también fue difundido por el Museo del Pulque y las Pulquerías, y la Asociación Nacional del Pulque y las Pulquerías.
LA VIDA DE “EL PIFAS”
“El Pifas”, como se le conoce popularmente, nació en 1937 y era oriundo de la colonia Santa María La Ribera de la Ciudad de México. El paso por el boxeo fue fugaz para Epifanio Leyva, esto debido a su inconsistencia en el entrenamiento deportivo y su pasión por la “bebida de los dioses”.
En una entrevista con El Universal, Leyva Ortega confesó que desde “muy morro” le gustó el boxeo, ya que se tenía que defender de los “más grandes” para no convertirse en su “puerquito”.
Entre los amigos de “El Pifas” se encontraban Rubén “El Púas” Olivares, Humberto “Chiquita” González y Pipino Cuevas.
La historia de Epifanio y el pulque se remonta a los años 40, cuando la pulquería “La hija de los apaches” se encontraba en su primera sede, la avenida Cuauhtémoc 36, en la colonia Roma.
Los trabajos mal pagados y el poco éxito en el boxeo orilló a “El Pifas” a pedir empleo en la pulquería y, a partir de ese momento, no se separaría de ahí jamás.
Permaneció ahí durante muchos años hasta que un día Epifanio Leyva y su familia encontraron las puertas clausuradas. La pulquería fue víctima de una “caza de brujas” y de poco sirvieron pagar las multas, pues al final el cierre fue inevitable y tuvieron que mudarse a otro espacio situado en la misma avenida.
Los años 70 transcurrieron y “El Pifas”, ya al frente del negocio y con ayuda de su familia, resistió para mantener la pulquería a flote. En el camino se quedaron inmuebles como “La Quinta Parranda”, “La Bola” y “La línea de fuego”.
Incluso la pulquería obtuvo el apoyo de sus mismos clientes en sus tiempos más difíciles, hasta que en 2009 se mudaron al actual local en Claudio Bernal, a la vuelta de la Arena México.
Luego de su retiro de los cuadriláteros, Epifanio decidió unirse a la Asociación Mutualista de Ex boxeadores de la República Mexicana, organización que se encarga de ayudar a los boxeadores retirados.
La nueva administración y nuevas políticas provocaron que “El Pifas” decidiera salir de la organización por la puerta grande, dejando tiempos de gloria donde hasta se recaudaban 16 millones de pesos.
Peleas, mujeres y pulque era la combinación ideal para Epifanio Leyva, pero una embolia en 2016 hizo que la mezcla tuviera algunos ajustes.
Actualmente sus hijas son las que atienden en la barra de “La hija de los apaches”.
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