Luego de que agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) realizó un nuevo operativo contra la caravana de migrantes que se encontraba en el centro de Mapastepec, Chiapas, lo que derivó en varias detenciones, pero tras los arrestos, ahora se desconoce su paradero.
Así lo denunció el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos del Sureste Mexicano, que aseguró que durante el operativo hubo golpes y agresiones contra los migrantes, entre los que se encontraban mujeres embarazadas, niños, niñas y adolescentes y bebés de pocos meses; en su mayoría haitianos.
El operativo fue implementado en el tramo carretero cercano al municipio de Mapastepec, donde los migrantes rompieron tres cercos que instalaron los agentes de la Guardia Nacional con equipos antimotines.
Fue entonces que alrededor de 700 migrantes, lanzaron piedras y palos a las fuerzas militares, que intentaron detenerlos a unos siete kilómetros del municipio de Mapastepec. Sin embargo, lograron llegar hasta el municipio.
En ese tramo carretero, los extranjeros colocaron barricadas con piedras y troncos de árboles para evitar el avance de las fuerzas de seguridad. Pero kilómetros más adelante se encontraron con un nuevo cerco de seguridad y decidieron adentrarse en la maleza y las montañas de esta localidad.
Sin embargo, los agentes llegaron con unidades antimotines y “perreras”, como se conoce a los vehículos del INM en los que se introducen a los migrantes detenidos.
“Llegaron las patrullas y empezaron a detener personas, a correr detrás de ellas”, dijo Miguel Hernández, integrante de la ONG Fray Matías de Córdova y parte del Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos del Sureste Mexicano, reportó Animal Político.
De acuerdo con Hernández, los agentes del INM y de la Guardia Nacional golpearon a los migrantes que intentaban huir o a quienes ya habían sido detenidos. Una vez que ya habían sido capturados, eran atados de pies y manos para evitar que huyeran. Las agresiones fueron documentadas por activistas de la red de monitoreo y también había presencia de funcionarios de la Comisión Nacional para los Derechos Humanos (CNDH).
A pesar de que hubo muchos detenidos, el INM no ha dado datos exactos. Algunos de los que lograron escapar se refugiaron en viviendas cercanas, mientras que un grupo de unas 40 personas logró ingresar a una iglesia católica que se encuentra cerca de la plaza.
“Impacta el nivel de crueldad que están utilizando. Permiten que personas caminen a plena luz del sol, a más de 40 grados, sabiendo que van niños, niñas y bebés. Son operativos militares que están usando estrategias de violencia psicológica y uso desproporcionado de la fuerza”, dijo Enrique Vidal, integrante de Fray Matías y parte del Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos del Sureste Mexicano. “Esto habla del racismo institucional. Más allá del discurso muestra que autoridades están dispuestas a cualquier cosa para quebrar la voluntad de las personas”, afirmó.
El violento operativo ocurrió pese a que el domingo pasado, agentes del Instituto Nacional de Migración Intentaron detener el avance de la caravana migrante en medio de golpes. Una de las imágenes captadas, la cual se viralizó y causó una gran indignación, fue la de un agente migratorio que intentó pisar la cabeza de un migrante. Tras esa agresión el INM anunció la suspensión de dos funcionarios.
Segunda caravana
El pasado lunes, una nueva caravana de unos 600 migrantes, entre los que se encuentran haitianos, cubanos, venezolanos, hondureños y salvadoreños; partió desde la ciudad de Tapachula con rumbo a Estados Unidos.
El domingo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, afirmó, precisamente en un acto desde Chiapas, que su Gobierno seguirá “conteniendo” la migración, si bien pidió a Estados Unidos “soluciones de fondo”.
El flujo migratorio aumentó en México desde octubre de 2018, cuando caravanas con miles de migrantes, en su mayoría centroamericanos, comenzaron a ingresar al país para llegar a Estados Unidos, por lo que el entonces presidente Donald Trump presionó a México para que los frenara.
Cuando el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca suspendió el programa “Permanecer en México” de su antecesor, que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar su audiencia desde territorio mexicano, miles de los cuales quedaron varados en campamentos fronterizos.
Con ello, el flujo migratorio volvió a repuntar de manera que Estados Unidos detuvo el pasado julio en su frontera sur a 212.672 indocumentados, la cifra más alta en 20 años.
Además, el pasado martes, el Tribunal Supremo de Estados Unidos avaló la orden de un juez que restableció el programa “Permanecer en México”.
Con información de EFE
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