Este 1 de septiembre se cumplen mil días de la administración del presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a la cual el mandatario proclamó como la Cuarta Transformación (4T) y que ha defendido a capa y espada durante su tradicional conferencia de prensa matutina.
Según información del Gobierno, este espacio funge como un diálogo circular con representantes de los medios de comunicación, así como un ejercicio de rendición de cuentas acerca de las acciones gubernamentales: programas sociales, iniciativas de reformas y mega proyectos son los temas de más presunción por parte del tabasqueño.
Sin embargo, en cara al Tercer Informe de Gobierno, ninguna de estas joyas de la 4T serían lo que vendría a transformar a México, mas bien, apunta Raymundo Riva Palacio en su columna para Eje Central, la verdadera estampa de AMLO ha sido el manejo de su comunicación política, misma que se ha reflejado en las popularmente llamadas mañaneras.
No obstante, señala, estos encuentros no fungen como aquel barco que mantiene a flote a Andrés Manuel en un sexenio particularmente azotado por la contingencia del COVID-19, sino el salvavidas que “le ha impedido el naufragio vergonzoso”.
Mentiras para la gradería, porque lo ha usado para diseminar propaganda y una realidad alterna que le han impedido el naufragio vergonzoso. Su palabra arrolla y esconde verdades.
A pesar que López Obrador ha dicho más de 61 mil afirmaciones falsas o engañosas en sus conferencias, según la consultoría SPIN, los niveles de aprobación de mandatario se han mantenido estables y sólidos.
Riva Palacio explicó que este fenómeno ocurre debido al manejo de la labia que AMLO ha demostrado arriba del podium, pues la simplicidad de sus expresiones y vocabularios ha logrado “caer bien” a las mayorías, así como “acotar, disfrazar y engañar”.
“(A AMLO) Le importa más dominar la conversación, porque le permite la manipulación colectiva y le regala a la gente temas de qué hablar, logrando evitar que la mayoría de quienes lo escuchan, dilucide quiénes definen la agenda”, comentó.
Aún así, el columnista advirtió que las opiniones cuestionan si el velo de estas narrativas caerán exponiendo lo que habría ocultado en todo su ejercicio y poniendo en tela de juicio su credibilidad o, por el otro lado de la moneda - con menor probabilidades - seguirían garantizándole “el blindaje sexenal”.
La mañanera será efímera y no sobrevivirá el sexenio. Tampoco podrá impedir el probable juicio político al que será sometido, que a este medio camino, ya comenzó.
Este 1 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador, rinde su Tercer Informe de Gobierno, por lo que -oficialmente- inicia la segunda mitad de su administración.
López Obrador se acerca a su tercer año como mandatario en medio de varias crisis: la del COVID-19 que ha profundizado la grave problemática de salud, la económica (también catapultada por el mal manejo de la pandemia) y la política, en la que las renuncias y cambios en el gabinete han estado a la orden del día.
A pesar de ello, de acuerdo con diversas encuestas, la aprobación del gobierno del político tabasqueño ronda el 60%, aunque hay excepciones como el de la encuesta Parametría, que el pasado 26 de agosto realizó un sondeo cara a cara, en el que el 73% de los encuestados aprobó la gestión de López Obrador.
Y es que estos resultados contrastan enormemente cuando los ciudadanos son consultados sobre su percepción sobre la economía o la seguridad pública, rubros en los que las autoridades suelen tener notas negativas.
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