Hace unos meses se celebraron las elecciones más grandes en la historia de México, en donde se votó por 15 gubernaturas, diputaciones federales, congresos y presidencias municipales, entre otros cargos públicos. En estas elecciones, votaron el 52 por ciento del total de personas que forman el padrón electoral en México, que es de 93 millones de personas, de las 126 millones de personas que existen en el país.
En las elecciones pasadas, votaron tanto hombres como mujeres. Pero esto no siempre fue así, pues durante mucho tiempo, se pensó que las mujeres no tenían derecho a votar. Esto cambió hace apenas 66 años, cuando en 1955 las mujeres pudieron ejercer el voto por primera vez.
En aquella ocasión, el 3 de julio de 1955, se elegían a los diputados federales para la XLIII Legislatura.
Aquél fue un gran acontecimiento, pues ya antes se habían mostrado diversas señales que mostraban que el voto femenino estaba cerca. En 1923, se celebró en México el Primer Congreso de la Liga Panamericana de Mujeres. A este asistieron más de 100 delegadas del país, entre ellas, se encontraban las feministas más importantes del momento: Luz Vera, Margarita Robles de Mendoza, Matilde Montoya, Columba Rivera y Julia Nava de Ruíz Sánchez, entre otras.
En dicho encuentro, se resolvió enviar al Congreso de la Unión una petición de igualdad de derechos políticos para hombres y mujeres. Con esto, a fines de la década, la cuestión del sufragio femenino pasó a formar parte de la agenda de los partidos políticos.
Posteriormente, en 1937, durante el gobierno del expresidente Lázaro Cárdenas del Río, se lanzó una iniciativa de reforma al Artículo 34 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la que se solicitó, por primera vez, el derecho a la mujer de votar, y obtener cargos de elección popular. La iniciativa fue aprobada por ambas Cámaras, la de Senadores y la de Diputados, sin embargo, durante la última fase del proceso legislativo, no se hizo la declaratoria de Reforma Constitucional, como lo indica el Artículo 135, y la cuestión quedó en el aire.
Posteriormente, el 6 de abril de 1952, un grupo de más de 20,000 mujeres se agruparon en el parque 18 de marzo, en la Ciudad de México, en el que exigieron a Adolfo Ruiz Cortines, quien en ese momento era candidato presidencial, que cumpliera su gran promesa de campaña de plasmar en la Constitución el derecho de las mexicanas de votar y ser votadas.
Ruíz Cortines, el 17 de octubre de 1953, siendo ya presidente de México, y una vez superado el trámite legislativo, publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), un decreto en el que anunciaba la promulgación de las reformas constitucionales, otorgando en ese momento, a las mujeres, el derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular.
Sin embargo, pasaron años antes de que el sufragio femenino se viera realmente proyectado, en la elección de mujeres candidatas para cargos federales. Las primeras sufragadas, fueron Aurora Jiménez de Palacios, quien fue la primera diputada federal en la historia de México, por Baja California, elegida el 4 de julio de 1954; Las dos primeras senadoras electas el 4 de julio de 1954, fueron María Lavalle Urbina, por Campeche; y Alicia Arellano Tapia, por Sonora. Griselda Álvarez, fue la primer gobernadora del país, por Colima, en 1979.
Posteriormente, y con el paso del tiempo, se fueron creando diversas instituciones, para brindar apoyo a las mujeres, por ejemplo, el Instituto Nacional de las Mujeres, área prioritaria para la toma de decisiones. La participación femenina en la vida política del país, ha contribuido a la consolidación de la democracia.
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