El día de hoy, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), publicó la actualización para julio del 2021 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOE). Entre los resultados principales, el INEGI resalta el incremento en la Tasa de Desocupación respecto a junio de este mismo año. De 4.0% pasó a 4.1%, regresando a los niveles de mayo.
Además, la Tasa de Subocupación también aumentó. De 12.4% en el mes de junio, creció hasta 12.7% en julio, por lo que el incremento fue del 0.3%. En cuanto a la Tasa de Informalidad en el trabajo, las mujeres siguen siendo las más afectadas. Mientras que este indicador se reduce mes con mes para los varones, en julio las mujeres tienen una tasa de informalidad laboral de 57.2%, mientras que en junio el porcentaje era de 54.9%, lo que representa un aumento del 2.3%.
A través de su cuenta de Twitter, el presidente del INEGI, Julio Alfonso Santaella, agregó que el incremento en la desocupación afecta a 276 mil personas que no tienen empleo. Agregó que de haber 2.31 millones de personas desocupadas durante junio, para el mes pasado la cifra llegó hasta 2.58 millones.
Santaella también destaca que la desocupación en el ámbito urbano tuvo un aumento ligeramente más dramático. De un 5.2% en el mes de junio, pasó a un 5.5% para julio, lo que representa un aumento de 0.3%. Respecto a la Tasa de Desocupación, escribe Santaella, “no había registrado un aumento desde noviembre 2020”. Sin embargo, de junio a julio del 2021 la tasa incrementó en un 0.3%.
En general, la informalidad laboral ha ido en crecimiento desde el año pasado. Por el confinamiento provocado por la pandemia de la COVID-19, muchas familias se vieron en la necesidad de crear micronegocios que ayudaran a sustentar su economía.
Durante julio del 2020, la Tasa de Informalidad Laboral (TIL) llegó al 55%. Un año después, en julio del 2021, la TIL creció hasta llegar al 56.4%. Es de destacar que el grupo poblacional más afectado por este incremento han sido las mujeres. En julio del año pasado, 55.8% de la población masculina laboraba en la informalidad, y para este año, el incremento fue de apenas el 0.1%, es decir, ahora se coloca en el 55.9%. Por otro lado, la TLI para las mujeres creció un 3.7%, pasando de 53.5% en julio del año pasado a 57.2% en la más reciente actualización de la ENOE.
La brecha en el trabajo informal entre hombres y mujeres sigue creciendo. Mientras que cada vez más hombres ingresan al trabajo formal, también sigue aumentando el número de mujeres que engrosan los números de la TLI. De junio a julio de este año, la tasa de informalidad en hombres bajó un 0.3%, mientras que para las mujeres creció en un 2.3%.
Además de la COVID-19, otro factor que puede tener un impacto en la ocupación laboral de las personas en México es la sequía que atravesó en la primera mitad del año. El 15 de abril el Monitor de Sequía de México informó que el 85% del territorio nacional se encontraba bajo los efectos de una sequía. Esta fue la sequía más severa que ha presenciado la población mexicana desde el 2011, cuando el 95% de la superficie fue afectada por este fenómeno.
La Dra. Eva Olimpia Arceo Gómez (Tec de Monterrey y Universidad de Berkeley, California), la candidata al doctorado, Dane Hernández Cortes (Universidad de Santa Bárbara, California) y el Dr. Alejandro López Fieldman (CIDE), escribieron en un conjunto un artículo científico donde explican cómo es que las sequías afectan a las poblaciones que habitan en zonas rurales de México.
En su investigación encontraron que el ingreso per cápita de los hogares afectados por la sequía del 2011 se redujo en un 6%, aumentando 5 puntos porcentuales la probabilidad de que esas familias quedaran por debajo de la línea de la pobreza (indicador recuperado de la CONEVAL).
Las investigadoras esperaban, basadas en la literatura científica revisada, que otro de los efectos económicos de la sequía sería un aumento en las mujeres que se verían obligadas a dejar el trabajo doméstico para buscar una labor asalariada. Sin embargo, encontraron que se profundizó la brecha de género en la participación dentro de las labores comerciales. Mientras que no hubo un cambio significativo para los varones, luego de la sequía del 2011 hubo un aumento del 3% en las mujeres que sólo se dedicaban al trabajo doméstico. En general, se redujo en un 2% la probabilidad de que algún adulto tuviera empleo.
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