Los pacientes con COVID-19 grave pero que no están intubados, pueden beneficiarse al cambio de posición decúbito prono, esto quiere decir que la persona es puesta boca abajo. Esto podría llegar a evitar que los pacientes requieran de ventilación mecánica para respirar.
De acuerdo con un ensayo clínico internacional hecho en 42 hospitales de España, Francia, Canadá, México, Irlanda y Estados Unidos, el que un paciente sea colocado en esta posición ha ayudado a mejorar el pronóstico de los pacientes y ha reducido la necesidad de intubación y mortalidad.
Este martes la revista The Lancet Respiratory Medicine publicó la primera gran investigación que analiza los beneficios del cambio de posición y crea una nueva manera de para incorporar al tratamiento de las personas que están contagiadas con el virus del SARS-CoV-2.
El doctor Jordi Mancebo, director del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital de Sant Pau de Barcelona, fue uno de los primeros en aplicar esta técnica en España antes del ensayo clínico. En octubre, él habló con la agencia de noticias EFE y declaró que en nosocomio, el 80% de los pacientes que se encontraban en las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI), ya eran colocados en posición decúbito prono para mejorar la oxigenación arterial.
Según la agencia, la mayoría de las UCI de los hospitales en España ya aplica esta técnica a los pacientes con Síndrome de Distress Respiratorio Agudo (SDRA) severo. Esto basado en los beneficios que han visto que trae la posición.
Pero ahora el estudio internacional coordinado por el Hospital de Tours, en Francia, comprobó de manera empírica la evolución de los pacientes con COVID-19 grave tratados con oxigenoterapia de alto flujo.
“La evidencia científica de la eficacia de esta técnica en pacientes no intubados es especialmente importante durante los picos de la pandemia en que pueda haber escasez de respiradores“, explicó el coordinador médico de la UCI del Hospital Vall d’Hebron, Oriol Roca.
El médico agregó que este estudio es el primero en su tipo y que puede examinar los resultados del cambio de colocación de una persona que no ha sido intubada.
“Esta es la primera gran investigación que analiza los beneficios de un cambio de posición en pacientes despiertos y que no necesitan de un respirador, es decir, que respiran espontáneamente por sí mismos, como parte del tratamiento en pacientes COVID-19”, añadió el también investigador del grupo de investigación en Shock, Disfunción Orgánica y Resucitación (SODIR) del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR).
Entre abril de 2020 y enero de 2021 fueron examinados mil 126 pacientes. A la mitad de ellos se les trató con el protocolo habitual, mientras que el resto fue cambiado de postura al menos una hora al día, en un mínimo de dos sesiones de 30 minutos, y con una media de 5 horas diarias.
En el grupo de control, el 46% de los pacientes necesitaron intubación o tuvieron un pronóstico fatal hasta 28 días después de la inclusión en el estudio.
Pero entre los pacientes del grupo experimental, el porcentaje se redujo al 40 por ciento. Además, en este grupo todos los indicadores de respiración mejoraron desde la primera sesión de 3 horas y media. La mejora se mantenía al volver a la posición normal.
Aunado a esto, de los que permanecieron boca abajo por ocho horas diarias, solamente el 17% tuvo que ser intubado o falleció. Mientras de los que pasaron menos de ese tiempo, el 48% sufrió de las difíciles consecuencias.
Por lo tanto, el estudio concluye que la medida es segura y sencilla de aplicar. Además, el uso de esta medida no tiene ningún costo extra ni riesgos asociados.
“Proponemos, por tanto, un cambio en la práctica clínica actual para incorporar este tratamiento como parte de la rutina médica para los pacientes COVID-19 con insuficiencia respiratoria aguda que necesiten oxigenoterapia de alto flujo”, ha concluido Roca.
SEGUIR LEYENDO: