Tras las fascinantes Perseidas, que alcanzaron su máximo de actividad el 12 de agosto, el cielo acogerá un nuevo espectáculo imperdible: la Luna Azul estacional, que podrá contemplarse el próximo domingo 22 de agosto desde México.
A pesar del nombre que recibe este evento, es importante aclarar que el satélite no cambiará de color esa noche, sino que mantendrá su gris perla habitual.
Desde la Nasa explican que se conoce como luna azul a un fenómeno que es poco frecuente. Normalmente, cada estación del año tiene solamente tres lunas llenas pero a veces, en ese período de tiempo, surgen cuatro.
“La luna llena del 22 de agosto es lo que se conoce como luna azul estacional, ya que es la tercera luna llena de cuatro en esta temporada; normalmente, en cada temporada solo hay tres. Esto sucede cada dos años y medio a tres”, indica la NASA.
Aunque el 22 de agosto el disco del satélite se verá blanco, a lo largo de la historia la Luna se ha teñido en ocasiones de azul. En el pasado, numerosas poblaciones aseguraron haberla visto de ese color, pero la explicación es distinta.
“Hubo un tiempo, no hace mucho, cuando la gente veía lunas azules casi todas las noches. Lunas llenas, medias lunas, lunas crecientes: todas eran azules, excepto algunas noches en las que eran verdes”, explica la NASA en su relato.
Un ejemplo fue en 1883. Ese año, una gran explosión sacudió a la India. El volcán Krakatoa había entrado en erupción. A 600 kilómetros de distancia, los pobladores escucharon el estruendo, que los científicos comparan con la detonación de una bomba nuclear de 100 megatones. Las columnas de ceniza que salieron del cráter se elevaron hacia la parte superior de la atmósfera, y la Luna se tiñó de azul.
El cambio de color del satélite se debió precisamente a la estructura de estas cenizas, compuestas de partículas de aproximadamente un micrón (una millonésima parte de un metro) de ancho. Este tamaño impide filtrar la luz roja, y deja pasar únicamente otros colores.
“La clave para tener una luna azul es tener en el aire muchas partículas un poco más anchas que la longitud de onda de la luz roja (0,7 micrones) y que no haya otros tamaños presentes. Esto es raro, pero los volcanes a veces escupen tales nubes”, explica la agencia espacial.
Así, durante años, los rayos blancos del satélite que brillaban a través de las nubes de ceniza “emergían azules y a veces verdes”. El sol en ocasiones parecía lavanda, mientras que por primera vez, se divisaron en el cielo nubes noctilucentes, de un tono azul eléctrico.
Después de aquello, otros volcanes hicieron que la Luna volviera a cambiar su característico gris perla. Es el caso del Chichón, localizado en el estado de Chiapas, México, que explotó en 1983. También del Monte Santa Helena, en el estado de Washington, EEUU, que entró en erupción en 1980, o el Mount Pinatubo, en las Islas Filipinas, que lo hizo en 1991.
Además de la erupción de los volcanes hay otro fenómeno que puede hacer que el satélite se tiña de azul: los incendios forestales.
De acuerdo a Sue Ann Bowling, profesora de física de la Universidad de Alaska, el 23 de septiembre de 1950 varias hectáreas que habían estado ardiendo de forma silenciosa en Alberta, se convirtieron en incendios “importantes y muy humeantes”.
“Los vientos llevaron el humo hacia el este y el sur con una velocidad inusual, y las condiciones del fuego produjeron grandes cantidades de gotitas aceitosas del tamaño justo (aproximadamente 1 micrón de diámetro) para dispersar la luz roja y amarilla. Dondequiera que el humo se despejara lo suficiente, el sol era visible. Era lavanda o azul. Ontario y gran parte de la costa este de EEUU se vieron afectados por el día siguiente, pero el humo continuó. Dos días después, los observadores en Inglaterra informaron un sol índigo en los cielos atenuados por el humo, seguida de una luna igualmente azul esa noche”, recordó la experta, según recoge la agencia espacial.
De esta forma, la Luna el próximo 31 de octubre sólo sería azul si se produce antes alguno de estos siniestros. Y dado el precio que hay que pagar, mejor que permanezca siempre en su precioso gris perla.
Cómo ver la luna azul desde México
Según el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), la Luna azul se podrá ver desde México en la noche del domingo 22 de agosto.
Si el clima lo permite, el satélite se podrá observar desde cualquier punto del país. Estará a una distancia de la Tierra de 389,546 kilómetros.
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