El Doctor tiene 64 años y su mundo —el de los pioneros del narcotráfico en México— hace tiempo que colapsó. Ahora es simplemente Eduardo Arellano Félix, un ex cabecilla criminal de pelo cano a quien un tribunal de Estados Unidos pondrá en libertad tras cumplir una irrisoria sentencia de 10 años.
Su salida de una prisión estadounidense termina con un periplo que inició en 2008, cuando fue capturado en la ciudad fronteriza de Tijuana, Baja California, donde se enfrentó durante varios minutos con policías federales.
Arellano Félix permaneció cuatro años encarcelado en penales mexicanos. En agosto del 2012 fue extraditado a Estados Unidos bajo la acusación de asociación delictiva, lavado de dinero y narcotráfico. Sin embargo, estos cargos —que podían acarrearle la cadena perpetua— se diluyeron tras negociar con la fiscalía de Estados Unidos.
De acuerdo con el Buró Federal de Prisiones de EEUU, el Doctor cruzaría el umbral de la cárcel este 18 de agosto; sin embargo, la fecha de liberación aparece actualmente como desconocida. Este recurso es común en Estados Unidos con los capos acogidos en el programa de testigos protegidos.
El Doctor era, por linaje y poderío, uno de los grandes del narcotráfico. Jefe del clan Arellano Félix, en alianza con su hermana Enedina, la Narcomami, la Interpol le buscaba desde 2004 en más de 180 países.
En los noventas, esta familia de narcotraficantes sembró miles de cadáveres en su guerra contra el Cártel de Sinaloa. La batalla entre ambas organizaciones se recrudeció, luego de que los sinaloenses, entonces liderados por Joaquín el Chapo Guzmán, atentaron contra los hermanos Benjamín y Ramón Arellano Félix.
En venganza, el clan infiltró a un sicario al círculo cercano de los líderes del Cártel de Sinaloa. Este hombre sedujo a la esposa de Héctor el Güero Palma, preso en el penal del Altiplano, y después la mató. El Güero recibió la cabeza de la mujer en una caja y una semana después recogía la de sus dos hijos.
A principios del siglo pasado, la organización criminal sufrió un declive. Ramón fue asesinado en un carnaval en Mazatlán, Sinaloa y una semana después, Benjamín Arellano Félix fue capturado.
En su lugar quedó Francisco Javier, el Tigrillo, pero fue detenido en 2006. Eduardo Arellano Félix y la Narcomami, continuaron con el negocio. Pero era tan sólo cuestión de tiempo para que las autoridades iniciaran una persecución policial contra los nuevos cabecillas. El perfil bajo y diferente al de los padrinos del narcotráfico en México, han ayudado a Enedina a escapar, hasta ahora, de las autoridades mexicanas.
Los expertos en seguridad advierten que la liberación de este narco —que nunca fue una preocupación real ni específica para el Cártel de Sinaloa— podría revivir la lucha entre las que fueron las familias más poderosas del narco en los noventa. Para Ismael el Mayo Zambada la muerte del Doctor significaría la liquidación de una vieja guerra.
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