Sin lugar a dudas, uno de los elementos más importantes que construyeron el camino por el que triunfó la Cuarta Transformación y nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia fue gracias a que logró construir una base social sólida entre diversos sectores de la sociedad, particularmente junto a las organizaciones sociales.
El hartazgo del régimen anterior, aunado a la terrible corrupción, violencia e impunidad que persistía en nuestro país, motivaron la voluntad del pueblo por elegir a un hombre que significa la ruptura con ese régimen.
Esos elementos se conjugaron también para dar inicio a la Revolución Mexicana, encabezada por Francisco I. Madero, quien encendió la llama de la esperanza para terminar con la dictadura de Porfirio Díaz.
Ambos personajes, Madero y nuestro presidente Andrés Manuel, llegaron al poder con amplio respaldo y legitimidad del pueblo. Sin embargo, Madero, después de llegar al poder, rompió con su base social. Líderes revolucionarios como Francisco Villa y Emiliano Zapata (y por supuesto, la base social que representaban), encontraron un muro en vez de puertas abiertas al diálogo y a la construcción de una nueva nación junto con ellos. La base social fue traicionada.
Zapata rompió con Madero de forma virulenta. El Plan de Ayala, que proclamó a fines de noviembre de 1911, fue el resultado del fracaso de su negociación y la justificación de su rebeldía. No eran bandidos ni buscaban el poder. Tenían una causa, la agraria, que Madero había traicionado. A partir de entonces, el líder sureño volvió a levantar a su ejército y se convirtió en el principal problema político para el gobierno maderista en 1912, después del fracaso de la rebelión Orozquista en el norte.
Nuestro presidente, siempre pendiente de la historia de nuestro país, a pregunta expresa, aseguró que “a Francisco I. Madero lo asesinaron porque perdió su base social. Y es que al tomar el poder, después de haber enfrentado a la dictadura de Porfirio Diaz, se distanció del Villismo, del Orozquismo y del zapatismo a tal grado que este le declaró la guerra para exigirle que cumpliera con la palabra empeñada para restituir los derechos sobre la tierra de los pueblos de Morelos”.
El rompimiento de Madero con la base social que lo había apoyado para llegar al poder fue un error del que todo buen estadista que aprende de su historia para no repetir los mismos errores que sus predecesores no pudieron ver. La comprensión del pasado es la base de la construcción del presente y de los caminos por los que se quieren transitar para alcanzar las utopías.
A tres años de haber iniciado el proceso de la Cuarta Transformación nuestro gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador debe fortalecer los puentes que dieron origen a que los sueños del pueblo se conviertan en realidad.
La base social, además de los apoyos de los programas gubernamentales, debe ser incluida organizadamente, y los sectores beneficiados además del apoyo directo, deben ser partícipes activos mediante la organización y el trabajo en conjunto, no sólo con las instituciones, sino con las bases de lucha que apoyaron y seguirán apoyando incondicionalmente a la Cuarta Transformación.
La imagen política de nuestro gobierno debe seguir fortaleciéndose con la legitimidad que el pueblo organizado le ha otorgado, nuestro deber es no fallar. La base social de la Cuarta Transformación, su gente, es la que nos constituye. Somos cada hombre y mujer que creyó y cree que un mejor México es posible. Llamamos a cada mexicano a no olvidarse del trabajo de a pie. Esa es la única forma de que la 4T tenga un futuro y esto es nuestra responsabilidad.
*Senador de la República por el Estado de Zacatecas, en representación del partido Morena
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