Durante los primeros años de vida, la lactancia materna proporciona a los bebés todos los nutrientes que necesitan para desarrollarse óptimamente y fortalecer su sistema inmunológico. Tal es la importancia de este alimento, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció en 1990 la primera semana de agosto de cada año como “La semana mundial de la lactancia materna”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomiendan que a lo largo de los primeros seis meses de la infancia sea el alimento exclusivo, mientras que hasta los dos años se dé una dieta mixta acorde a la edad del niño.
Diversos estudios han demostrado que la leche materna contiene inmunoglobulinas que protegen a los bebés contra enfermedades como la neumonía, la diarrea, infecciones y asma. Asimismo, puede reducir el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad infantil en un 12%, lo que ayuda a combatir enfermedades crónicas graves asociados con estas condiciones.
El Foro de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) recomienda a las madres amamantar inmediatamente después del nacimiento porque los nutrientes que contiene la leche apoyan al recién nacido a fortalecer su sistema inmune que no está completamente maduro, incluso es llamada esta acción como “la primera vacuna”.
“La lactancia materna en la primera hora de vida reduce en casi 20% el riesgo de morir en el primer mes. Los recién nacidos tienen un sistema inmunológico muy inmaduro y son altamente vulnerables. La leche materna ofrece protección inmediata, así como estimulación del sistema inmunológico”, señaló el foro dedicado a la infancia.
Pese a los profundos avances en leyes para privilegiar la leche materna en los espacios públicos en el país, en realidad, censos han demostrado que en México no se tiene completa consciencia sobre los beneficios que puede otorgar en los primeros meses de vida.
De acuerdo a datos de la ONU, en el país solamente “uno de cada tres bebés recibe leche materna como alimento exclusivo hasta los 6 meses”. Lo anterior responde a que muchos reciben alimentos o líquidos adicionales como fórmulas, leche de vaca u otro animal y bebidas azucaradas.
No obstante, los beneficios no solo los obtiene el infante, también se ha demostrado que otorga diversos beneficios para las mujeres que se convierten en mamás, ya que a corto plazo ayuda a su recuperación física post parto, disminuye el riesgo de hemorragia después del nacimiento y reduce el riesgo de depresión durante la etapa de lactancia.
“Además de proporcionar a niñas y niños todos los nutrientes y la hidratación necesarios, la lactancia materna proporciona beneficios emocionales y psicológicos tanto al bebé como a la madre, ayuda a las familias a evitar gastos adicionales en fórmulas, biberones y, al propiciar la mejor salud del bebé, reduce también los gastos en consultas médicas y medicamentos”, señaló la OPS.
A largo plazo, también se ha demostrado que contribuye a disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer de ovario, cáncer de mama, diabetes tipo II, hipertensión, ataques cardíacos, anemia y osteoporosis.
Ante la falta de información en diversas naciones, no solo en México, la OPS desde hace varios años ha recomendado a las naciones a invertir en infraestructura y campañas para que se cree una consciencia alrededor del tema en cuestión.
“Invertir en la lactancia materna puede salvar vidas infantiles y mejorar la salud, el desarrollo social y económico de individuos y naciones”, señaló el líder de la organización panamericana en su mensaje de 2020.
De igual forma, recomendó a jefes de Estado a trabajar en pro de la protección, promoción y apoyo de la lactancia materna, debido a que se requieren acciones coordinadas durante los tiempos normales y quizás aún más durante las emergencias.
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