Hernán Cortés fue un explorador español que junto con sus hombres logró someter al imperio mexica. El “conquistador” desembarcó en las costas de Veracruz el 22 de abril de 1519. A partir de entonces, él y sus tropas comenzaron a analizar el panorama social, económico y político de la región, con el objetivo de planear una estrategia que les permitiera avanzar hasta el corazón de Mesoamérica.
En poco menos de dos años, el ejército peninsular provocó la caída de México-Tenochtitlan. Sus alianzas con enemigos del imperio tenochca y otros eventos fortuitos lograron la rendición de los habitantes del Nuevo Mundo. Sin embargo, alrededor de los sucesos registrados en ese turbulento año y que enmarcan la figura de Cortés, se han creado mitos que carecen de sustento histórico.
Hernán Cortés quemó sus naves
Visto como un acto de valentía, la “quema de las naves” del capitán español no es más que una leyenda. A finales de julio de 1519, Cortés y sus hombres hicieron agujeros a las embarcaciones en las que arribaron al territorio mesoamericano. Su intención era que las naves hicieran agua y no pudieran navegar.
El aprovechamiento de los barcos fue la siguiente: su madera fue utilizada en las fortificaciones de Veracruz y los aparejos de metal fueron guardados y se emplearían meses después en la construcción de bergantines para atacar México-Tenochtitlan.
Aunado a esto, es probable que la decisión no solo haya sido tomada por Cortés sino también por sus principales capitanes. De igual manera, al cerrar la posibilidad de un escape rápido, los españoles lograron ganarse la confianza de sus aliados mesoamericanos. “Si, a la larga, la decisión de destruir las naves resultó favorable a los expedicionarios fue gracias a estas alianzas, más que al genio de un individuo”, indica una publicación del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM.
Los mexicas fueron sumisos ante Hernán Cortés al pensar que era un dios
Aunque algunos autores sostienen que la superioridad tecnológica de los españoles y la superstición de los mexicas fueron factores fundamentales para la “conquista” de Tenochtitlan, otros investigadores aseguran que se trata de un mito creado por el mismo Cortés.
De acuerdo con Guilhem Oliver, docente del IIH, la asociación de la imagen del capitán peninsular con Quetzalcóatl es producto de la promesa que la deidad tolteca hizo de regresar a Tollan cuando fue expulsado por Tezcatlipoca. Asimismo, la leyenda de los Cinco Soles responde a la idea del tiempo cíclico reflejada en la oposición de Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, los gemelos enemigos de la mitología.
Aunque la percepción de los mexicas respecto a Cortés y sus hombres pudo verse influenciada por presagios y otras creencias religiosas, no significó una actitud de sumisión por parte de los tenochcas.
“Esos seres salidos del mar, con barbas y caballos cabían muy bien en la categoría de Teotl, pero aunque los veían como dioses, no implicaba que fueran sumisos frente a ellos. Ello explica los intentos de pelearse contra los españoles, de matarlos. La matanza en Cholula, la matanza de Tóxcatl y la batalla final con Cuauhtémoc lo explican”, indicó Olivier.
Cortés sometió a los mexicas mediante guerras y batallas sangrientas
Si bien es cierto que los peninsulares se alzaron en armas para someter al pueblo tenochca, su principal estrategia fue sitiar la ciudad, evitando así el suministro de alimento y bebida para sus habitantes.
Por más de un año, los españoles planearon sus movimientos, hasta que el 30 de mayo de 1521 inició el sitio formal de la ciudad de México-Tenochtitlan.
A partir de entonces, comenzó el asedio de plazas y fortalezas, lo cual requería escasos recursos materiales y era menos costoso en vidas humanas, pues el objetivo era que los habitantes se rindieran ante la falta de alimentos y auxilios provenientes del exterior.
Un gran número de cronistas aseguran que la intención de Cortés no era destruir la ciudad sino mantenerla en pie y que sus estructuras sirvieran por muchos años. En este sentido, las aspiraciones del ejército peninsular buscaban la rendición de los mexicas por hambre.
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