El clima de la Ciudad de México y la Zona Metropolitana ha aumentado, principalmente por el cambio en el uso del suelo y el crecimiento desordenado del territorio y número de pobladores, señalaron expertas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Detallaron que los factores anteriores propician que la pavimentación impida la filtración del agua de lluvia, se generen inundaciones y se registre más calor, entre otros fenómenos.
“El centro de la ciudad, al no contar con áreas verdes ni cuerpos de agua -que son sumideros de calor-, se comporta como una zona desértica; tenemos una superficie urbanizada que se calienta mucho durante el día”, señaló Elda Luyando López, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA).
Y es que estudios científicos han mostrado que la urbe tiene una temperatura más alta que la registrada en la periferia, con diferencias que pueden ser de incluso alrededor de 10 grados centígrados.
Por su parte, Telma Castro Romero, directora del CCA, señaló que a esa diferencia urbano-rural, entre la zona más caliente de la urbe y la más fresca en el campo, se le conoce como “isla de calor”, fenómeno emblemático del clima de la capital mexicana “que muestra que habitamos sobre una superficie impermeable, caliente y dura, y que debe servir de ejemplo para que otras ciudades no cometan los mismos errores”.
Altas temperaturas
A través de un comunicado oficial, las expertas detallaron que de acuerdo con mediciones realizadas durante el periodo de 1920 a 2014 en el observatorio de Tacubaya, la temperatura mínima anual promedio se incrementó aproximadamente cuatro grados centígrados al pasar de 8 a 12, y la máxima anual promedio aproximadamente dos grados (de 23 a 25).
“La isla de calor es mucho más clara en las temperaturas mínimas, durante las primeras horas de la mañana; antes de que salga el Sol es cuando se marca más la diferencia entre lo urbano y lo rural”.
Inundaciones
Asimismo, las precipitaciones han aumentado, pues la frecuencia de aguaceros se duplicó, de menos de 10 a principios del siglo XX a 25 en el actual, como señalan las mediciones en Tacubaya. Paradójicamente Iztapalapa, a pesar de que es una de las alcaldías donde menos llueve, es la que más se inunda, lo cual se debe, una vez más, al crecimiento desordenado de la ciudad.
También se presentan eventos extremos de precipitación; lluvias de gran intensidad y corta duración, en áreas reducidas. La especialista consideró que la mayor parte del problema de las inundaciones se debe a que el agua no puede infiltrarse y recargar el manto freático; se supera la capacidad del drenaje y las coladeras se tapan con basura.
Grandes generadoras de contaminantes
Castro Romero sostuvo que se ha encontrado evidencia de que la atmósfera de la Tierra presenta niveles altos de contaminantes producidos, principalmente, por la quema de combustibles fósiles; sin embargo, “esto no es de extrañar”, debido a los millones de toneladas de petróleo que se consumen, a la vez que se producen millones de toneladas de dióxido de carbono -que además de contaminar la atmósfera, la calientan-, así como otros gases y partículas.
“En general, las grandes áreas urbanas del mundo continúan su crecimiento en extensión, población, consumo de energía y, con ello, en producción de contaminantes atmosféricos, los cuales pueden ocasionar cambios en el clima regional y global”, concluyó.
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