Luego de una persecución a balazos, agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GOPES) calcinaron a 19 personas en Camargo, Tamaulipas, entre ellas a 16 migrantes de Guatemala.
Un reporte de Vice World News ha revelado crudos detalles de la masacre, cuyos hallazgos fueron consignados el 22 de enero pasado en un paraje de Santa Anita, donde los cadáveres estaban al interior de la batea de una camioneta y en inmediaciones del camino. Prácticamente consumidos por las llamas.
Según el medio estadounidense, agentes del Ministerio Público que llevan el caso han argumentado que los migrantes y quienes los transportaban fueron perseguidos hasta por 20 agentes del GOPES, aunque actualmente solo 12 de ellos están detenidos y en procesos judiciales.
Ya cuando los uniformados dieron alcance a las 19 personas, empezaron a rafaguearlas con más de 100 balas. Los funcionarios ministeriales incluso dejaron abierta la posibilidad de que algunas personas hubiesen muerto por el fuego encendido a los vehículos y no por los disparos, quemados vivos o inconscientes por el humo.
Además, han sido claves las verificaciones de mensajes y llamadas entre las víctimas y sus familiares, antes, como durante el ataque. Así como información derivada de celulares de los mismos policías, quienes se encontraban en el lugar de la masacre mientras ésta se ejecutaba. Al menos una camioneta oficial también estaba en el paraje de Santa Anita, según herramientas de geolocalización.
Para ello, los GOPES usaron cuatro vehículos blindados e incluso buscaron a posibles sobrevivientes en casas aledañas a la zona del crimen. Testigos han declarado sobre el momento de la persecución y balacera.
La publicación de Vice World News se basa en evidencia presentada en audiencias previas al juicio contra los 12 policías de Tamaulipas que fueron asegurados porque posiblemente alteraron la escena y cayeron en contradicciones al declarar cómo llegaron a la masacre.
Estos agentes fueron acusados por homicidio agravado, abuso de poder y obstrucción a la justicia. Aún no se declaran culpables ni inocentes. El proceso se ha mantenido en secrecía por lo delicado del caso.
Pruebas balísticas arrojaron que las armas de los 12 GOPES fueron disparadas. Sin embargo, la defensa de los policías dijo que aún no se sabe quienes accionaron los fusiles e intentó que se desestimaran las pruebas obtenidas por intervención de comunicaciones de los oficiales sin orden de la autoridad competente, pero el juez desechó esa petición.
El medio agregó que tres de los GOPES fueron entrenados en Estados Unidos.
Hasta el momento, tres testigos indicaron que vieron a policías disparando y persiguiendo a civiles. Luego, las dos camionetas en que iban 16 guatemaltecos, dos mexicanos y un salvadoreño, estaban en llamas.
Mayra Elizabeth Vásquez Santillana, la comandante de zona, habría sido quien preguntó a un testigo si ninguno de los civiles se había escondido en su casa. Esto porque sus características físicas y otros indicios coinciden con su presencia en el lugar.
El traficante de personas llamó a su familia entre las 08:00 horas de la masacre y dijo que no podían cruzar la frontera porque había muchos policías. Lo cual coincide con el relato de una migrante guatemalteca, quien mandó un mensaje de texto a su papá y donde refería que se alejaron de la carretera por presencia de agentes, pues esperaban a que el paso se despejara.
De nueva cuenta, entre las 10:00 y las 11:00 horas, uno de los coyotes mexicanos marcó a su esposa y le dijo que la policía les estaba disparando.
Una de las probables líneas de investigación es que el grupo de los GOPES trabajaba para uno de las células del Cártel del Golfo y Cártel del Noreste que se disputan el territorio. Aunque el motivo del ataque deberá ser argumentado por los agentes del Ministerio Público.
Para el 12 de marzo pasado, la Secretaría de Relaciones Exteriores y de la fiscalía tamaulipeca informaron sobre la repatriación a Guatemala de los restos de 16 migrantes. La mayoría eran originarios de Comitancillo, localidad adscrita al Departamento de San Marcos.
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