La Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas obtuvo la vinculación a proceso de cuatro presuntos integrantes del Cártel del Golfo que colocaron narcomantas en diversos puntos de Reynosa.
De acuerdo con el reporte de la dependencia ministerial, los supuestos miembros de la agrupación criminal fueron identificados como Mario “L”, Norma “D”, Salvador “H” y Jorge Alberto “R”.
Un juez de control valoró datos de prueba aportados por el agente del Ministerio Público y otorgó la vinculación por los delitos de Atentados contra la Seguridad de la Comunidad.
Los cuatro imputados fueron asegurados tras la madrugada del pasado 26 de julio, luego de que colocaran narcomantas, presuntamente firmadas por células del Cártel del Golfo que anunciaron una tregua interna por la paz en Tamaulipas.
“El Juzgador también impuso prisión preventiva por el tiempo que dure el proceso y un plazo de tres meses para el cierre de la investigación complementaria”, destacó la fiscalía estatal.
Según las narcomantas, el Cártel de Golfo ha anunciado la unificación de sus plazas, en específico, áreas dominadas por líderes del Grupo Scorpion, Metros y del Grupo Rojo.
Presuntamente, a este pacto respondería la ejecución de Édgar Valladares Hernández, el Maestrín, señalado como responsable de ordenar el asesinato de 15 civiles inocentes en Reynosa el 19 de junio pasado.
Pues en el transcurso del 26 de julio, cuando fue localizado el cadáver del Maestrín, presunto cabecilla de los Escorpiones, la organización criminal desplegó sus lonas en Reynosa, Tampico, Padilla, Matamoros, y la frontera con Estados Unidos, en Río Bravo.
Los mensajes indicaron una tregua con la condena indirecta por aquella masacre del mes pasado.
“A toda la ciudadanía del estado por medio del presente les hacemos de su conocimiento que hoy día 19 de julio pactamos la tregua de la tranquilidad y nos solidarizamos con el pueblo y con principios e ideologías coherentes a generar la paz”, indica parte del texto.
“Lo primordial es que los pueblos que cuentan con nuestra presencia se sientan seguros con ella sin preocupación alguna firmando entre nosotros la paz y fortaleciendo la unión de nuestras plazas demostrando ante todo que el Cártel del Golfo tiene principios y su mayor prioridad es la tranquilidad de estado y el bienestar de los pueblos”, agregó la organización criminal.
Todavía por la mañana del reciente 27 de julio, cuando el cuerpo del Maestrín ya había sido localizado, se reportaron narcomantas de paz del Cártel del Golfo, pero en el municipio de Ciudad Valles, San Luis Potosí. La lona era similar a las que fueron colgadas en Tamaulipas y con el mismo texto.
El presunto pacto fue justo cuando se cumplió un mes de la masacre, pero se dio a conocer una semana después.
Valladares Hernández fue identificado como quien ordenó incursionar en territorio dominado por los Metros para acribillar a taxistas, albañiles, el dueño de una tienda, un joven que solo caminaba por la banqueta y tres miembros de una familia a quienes les despojaron de su camioneta.
Tras la ejecución del capo se han desencadenado versiones que apuntan a la represalia interna del grupo delincuencial al que pertenecía.
El Maestrín fue responsabilizado por Jonathan Balderas Rodríguez, uno de los sicarios detenidos por el multihomicidio del 19 de junio, quien declaró desde la cama del hospital que la embestida contra la población buscaba simple y llanamente “para que se calentara la plaza”, y que tanto él como el resto de los asesinos habían seguido las órdenes del líder de los Escorpiones para asesinar a diestra y siniestra en las colonias Bienestar, Almaguer, Fidel Velázquez, Lampacitos y Unidad Obrera.
Esto concordó con las primeras hipótesis de la fiscalía tamaulipeca, pues la dependencia indicó que células de Ciclones y Escorpiones incursionaron en la zona donde operan los Metros con el fin de generar desestabilización social.
Al unificar sus plazas, el Cártel del Golfo tendría margen para combatir en conjunto contra células como el Cártel del Noreste y su brazo armado, la Tropa del Infierno; además de los Zetas Vieja Escuela, ambos remanentes de los Zetas que formaron parte del grupo criminal en la primera década del 2000.
Si bien, estas organizaciones mantienen dominios en ciertos municipios de Tamaulipas, San Luis Potosí o Zacatecas, ninguno de ellos es tan poderoso para imponerse al otro. Así libran en batallas regionales, constantes y aguerridas, donde se juega la supervivencia del bando delincuencial en cada enfrentamiento.
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