Miguel Ángel Treviño Morales, alias el Z-40, exlíder de Los Zetas, fue trasladado al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 15 CPS Chiapas, ubicado en Villa Comaltitlán.
El traslado del narcotraficante se realizó el pasado el fin de semana. Un helicóptero lo llevó desde el Cefereso 17 CPS Michoacán al citado penal de máxima seguridad en Chiapas, donde también se encuentran recluidos Édgar Coronel Aispuro, cuñado de Joaquín El Chapo Guzmán, y Juan Francisco Sillas Rocha El Ruedas, lugarteniente de los Arellano Félix.
El reacomodo del Z-40, hermano de Omar Treviño Morales, el Z-42, su sucesor en la organización criminal, se produjo a pocos días de que custodios del Cefereso de Michoacán lo denunciaran por presuntos actos de corrupción y goce de privilegios al interior del penal.
El capo supuestamente, a diferencia del resto de la población del Cefereso 17, tenía acceso privilegiado a noticiarios y periódicos. También hubo denuncias porque todos los días presuntamente desayunaba fruta fresca, la cual tenía que ser pelada siempre en presencia del Z-40 por su temor a que alguien pudiera envenenarlo.
Cuando llegó al Cefereso de Michoacán, Buenavista, en 2020, tras su traslado del Cefereso 2 Occidente, en Puente Grande, Jalisco, el cual había cerrado sus puertas, Treviño Morales relajó las medidas de seguridad en su favor, presuntamente con el apoyo de directivos que lo colocaron en el módulo “ECO” con parcial exclusividad, pues solo convivía con los presos que él mismo autorizaba.
El personal operativo del reclusorio michoacano también señaló que a los pocos meses de haber sido trasladado, Treviño Morales donó a la administración del entonces director del centro, Julio César Pérez Ramírez, unas 30 bocinas para que fueran distribuidas en cada uno de los módulos. Posteriormente, en 2021, con el penal a cargo de Jorge Isaac Neri García, el Z-40 volvió hacer “actos de caridad”: regaló balones (con valor de 2,800 pesos cada uno) y juegos de mesa como ajedrez y dominó, cada uno con un valor aproximado de mil pesos.
Desde su captura el 15 de julio de 2013 en Anáhuac, un pueblo al suroccidente de Nuevo Laredo, Miguel Ángel Treviño ha estado recluido en las prisiones federales del Altiplano, Puente Grande, Oaxaca, Hermosillo y Ciudad Juárez. En su momento, la captura de Z40 fue la más importante desde el inicio del mandato del presidente Enrique Peña Nieto en diciembre del 2012.
Miguel Ángel Treviño, que fue reclutado en su juventud por el Cártel del Golfo, pasó de lavar coches a convertirse en sicario de los Zetas. Sin embargo, cuando el comandante de Los Zetas en ese momento, Arturo Guzmán Decena, murió en 2002, empezó a ascender a través de las filas.
En 2007 fue enviado a Veracruz luego de la muerte de un miembro de alto rango del grupo. Posteriormente tomó el control de ese corredor de tráfico de drogas y al mismo tiempo se hizo cargo de otras industrias ilícitas como el comercio de CD y DVD pirateados y el tráfico de personas.
En julio de 2012, el cártel de la última letra presuntamente se dividió en dos facciones, una encabezada por el Z-40 y la otra por Heriberto Lazcano, alias Z-3 o El Lazca. Los capos se acusaron mutuamente de traición y se vieron envueltos en una violenta lucha por el poder. En octubre de ese mismo año, fuerzas de seguridad mexicanas abatieron al Z-3, lo que propició el liderazgo Miguel Ángel Treviño Morales.
Durante su liderazgo frente a la organización criminal, el Z-40 impondría la moda de desmembrar cuerpos y guisar enemigos, disolviéndolos en ácido o derritiéndolos en contenedores de aceite. El periodista estadounidense, Alfredo Corchado, amenazado de muerte por los Zetas, cuenta en su libro Midnight in Mexico, que Miguel Ángel Treviño solía morder el corazón de alguna de sus víctimas aún viva, creyendo que eso le haría invencible, y reclutaba a sus sicarios obligándoles a disparar a una persona al azar.
En 2021, la serie de Netflix, Somos, reforzó la teoría de que los hermanos Treviño Morales ordenaron la masacre de Allende, ocurrida en 2011 en Coahuila, en la que presuntamente Los Zetas cometieron más de 300 asesinatos.
De acuerdo con el gobierno mexicano, el cabecilla narco también fue responsable de ordenar el secuestro de 265 migrantes, cuyos cuerpos fueron localizados en fosas clandestinas en el municipio de San Fernando, Tamaulipas en 2010.
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