En el Estado de México se encuentra una de las grandes obras que los aztecas dejarían de legado como patrimonio nacional: un dique de gran tamaño que protegería las inundaciones de las que constantemente era víctima el Valle de México.
En aquel entonces, el terreno que buscaban cuidar era un isla que estaba rodeada por lagos de poca profundidad. El resultado final fue llamado Albarradón de Ecatepec.
Su construcción inició a principios del siglo XV y requirió del esfuerzo de miles de indígenas. Actualmente continúa siendo escenario de grandes hallazgos arqueológicos para el país. Por ejemplo, un túnel descubierto en octubre de 2019, que servía como pasadizo secreto. Esta obra fue ordenada por el emperador Moctezuma, se estima que hace algunos 600 años. Tiene una longitud de 8.4 metros. El motivo fue rendir tributo a Tláloc, dios del agua y la fertilidad.
Sin embargo, contrario a los planes que se tenían para el túnel, que en su extensión cuenta con unas 11 imágenes prehispánicas que van desde petroglifos hasta relieves estucados, sobre volverlo un corredor arqueológico en el que el público en general pudiera realizar un recorrido para conocer los vestigios, el hallazgo será enterrado.
El cambio repentino de planes, según comunicó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se debe a que no se tienen los fondos suficientes en este momento para realizar una inversión en un proyecto de ese tipo. Se trata de una consecuencia más de la crisis económica arrastrada por el azote de la pandemia del COVID-19.
Y es que las instituciones como el INAH se han visto obligadas a darle prioridad a la asignación de recursos a todas aquellos gastos requeridos para brindar atención sanitaria a la población. No es que se vaya a cancelar definitivamente los planes para el recinto, sino que han quedado pospuestos.
El instituto informó que por ahora optarán por cubrir nuevamente los vestigios prehispánicos y virreinales encontrados en la zona arqueológica, ya que además de no contar con el capital necesario para realizar la inversión que su proyecto requería, los descubrimientos en el Albarradón de Ecatepec constantemente se encuentran en peligro por el alto índice de vandalismo que se sufre en la zona en la que se encuentra, por lo que tienen la necesidad de proteger la obra.
Algunas de las labores que se realizan en el túnel son la elaboración de un encofrado de mampostería, que sirve para la protección de los glifos, para después llevar a cabo un recubrimiento con tierra.
Cabe señalar que, precisamente sobre los glifos y estucados de las arquerías, se tiene una hipótesis que señala que provienen de los pueblos prehispánicos de Ecatepec y Chiconautla. Los habitantes de ambos, según ha trascendido, trabajaban en conjunto con los pobladores indígenas de la región para lograr construir dicho dique en tan solo ocho meses.
Las autoridades también indicaron que en el pasadizo fueron encontrados materiales de relleno que datan desde el periodo Formativo, entre el año 900 a.C. y el 150 d.C., hasta la época de la Colonia. En esos materiales están el vidrio, la porcelana, la mayólica, un metate seccionado, una escultura sedente decapitada y una base de una efigie humana hecha en basalto, que fue usada como dovela.
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