El ex candidato a diputado José Román Rubio y Esteban López Beltrán, primo del ex gobernador de Sinaloa, Mario López, son ya —lamentablemente— otros muertos entre los más de 14 mil provocados los primeros cinco meses de este año.
Ambos políticos, según han revelado las autoridades, fueron encontrados sin vida en la cabecera del municipio de Sinaloa. Los reportes indican que los cuerpos se encontraban relativamente cerca uno del otro; sin embargo, hasta el momento se desconoce ambos crímenes están relacionados entre sí.
Esta mañana, el semanario local Ríodoce ha captado al gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel y a su sucesor, Rubén Rocha Moya en el funeral de los políticos.
Entrevistado por el semanario, Ordaz Coppel aseguró que no existen (hasta el momento) los elementos suficientes para afirmar que se trata de crímenes por la política.
Durante el proceso electoral, ni José Román, quien contendía para una legislatura por Morena, ni Esteban López, que se desempeñó como coordinador de Morena en Sinaloa municipio, durante las elecciones del pasado 6 de julio, denunciaron amenazas.
En 2013, el primo del ex mandatario estatal, Mario López, aspiró a la gubernatura del municipio de Sinaloa, por el PAN-PRD; sin embargo, se retiró luego de ser amenazado y que uno de sus operadores fuera asesinado.
Esteban López y Román Rubio fueron reportados como desaparecidos el martes.
El asesinato de los políticos ha sorprendido entre las clases políticas ya que se produce poco más de un mes de las elecciones gubernamentales en la entidad. Lo ocurrido no es nuevo en México. Según la consultora Etellekt, el proceso más grande de la historia de México dejó 102 políticos asesinados, 36 de ellos aspirantes a distintos cargos.
La gestión Mario López Valdez frente al gobierno de Sinaloa fue señalada como una de las más corruptas de la historia, incluso se enfrento a la posibilidad de ser investigada por su presunta protección que sus policías estatales y municipales proporcionaron a los líderes del Cártel de Sinaloa entonces encabezado por Joaquín el Chapo Guzmán.
Cuando López Valdéz gobernaba Sinaloa, el cártel con el mismo nombre controlaba buena parte de la entidad, pero tenía problemas en las zonas norte y sur, donde las huestes de los hermanos Beltrán Leyva, aliadas con el Cártel de Juárez y los Zetas se habían asentado. Al asumir el poder, López Valdez definió como prioritario en materia de seguridad combatir la violencia en esas dos zonas.
Mario López Valdez llegó al poder de la mano del exgobernador Juan Millán Lizárraga, al que llamó “padre político”, según advierte el semanario Ríodoce. Desde su campaña, el sinaloense se rodeó de personajes oscuros. Uno de ellos, Luis Domingo Pérez Hernández, acababa de salir de un arraigo de 60 días acusado por la PGR de lavado de dinero.
Fue, durante los sexenios de Millán y de Jesús Aguilar Padilla, subsecretario de Gobierno, encargado de labores de espionaje y considerado siempre uno de los puentes del Gobierno con personeros del narcotráfico. Murió asesinado con saña en enero de 2011, después de que estuvo amenazando al gobernador con que si no le daba un alto cargo daría a conocer información “delicada”.
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