Durante su vida como revolucionario, Doroteo Arango Arámbula, conocido como Francisco Villa, gestó enemistades, intrigas y resentimientos, mismos que jugaron en su contra un 20 de julio de 1923.
En el poblado de Parral, Chihuahua, el caudillo se dirigía a la celebración de un bautizo a bordo de un vehículo Dodge.
Iba acompañado por su secretario particular el Coronel Miguel Trillo, además de una escolta de Dorados, cuando al dar la vuelta en la esquina de Av, Juárez, nueve hombres dispararon a su automóvil, sin que sus custodios lograran repeler la agresión.
Fue así como el Centauro del Norte falleció a los 45 años. Su cuerpo fue sepultado al día siguiente en el panteón civil de Hidalgo del Parral.
Originario del estado de Durango, Pancho Villa fue uno de los jefes de la Revolución Mexicana, cuya actuación militar fue decisiva para la derrota del régimen del entonces presidente Victoriano Huerta. Se unió al movimiento encabezado por Francisco I. Madero en 1910.
Le demostró su lealtad al “apóstol de la democracia” cuando rechazó la invitación de Pascual Orozco para revelarse. Combatió en los estados de Chihuahua y Durango, sin embargo, se incorporó a las filas de la División del Norte Federal que comandaba Victoriano Huerta.
Ante las dudas que generaba en Madero la lealtad de Francisco Villa, el mandatario lo dejó bajo las órdenes de Huerta. Aunque a este no le pareció adecuada la decisión, posteriormente buscó halagar el ego de Villa; a sugerencia suya, le pidió al presidente Madero hacerlo “general honorario”, sin embargo, dicha decisión fue contraproducente, pues los militares federales trataban a Villa con desprecio.
Cuando finalizó la campaña militar en contra de Orozco, Villa consideró que su presencia ya no era necesaria y que podría volver a su casa a continuar con su vida cotidiana. Esto fue utilizado por Huerta para eliminarlo, pues acusó que su conducta era un acto de rebelión.
“Le ordenó al coronel Guillermo Rubio Navarrete que barriera con las ametralladoras el cuartel de Villa, pues había recibido informes de que éste intentaba rebelarse”, señaló un experto del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM). El intento de fusilamiento falló, por lo que fue apresado en la Ciudad de México y posteriormente se fugó del penal.
Al frente de la famosa División del Norte, el caudillo protagonizó la Batalla de Zacatecas, hecho de armas clave para lograr la derrota del Ejército Federal que sostenía el régimen de Victoriano Huerta.
No obstante, las batallas de Celaya, ocurridas en abril de 1915, fueron una dura derrota para él y sus tropas. A partir de entonces, sus fuerzas disminuyeron y decidió internarse en las serranías de Chihuahua, donde continuó su lucha contra el gobierno de Venustiano Carranza.
Así, en marzo de 1916 encabezó un ataque al poblado de Columbus, en Estados Unidos, lo que originó la entrada a territorio nacional de una Expedición Punitiva al mando del General John J. Pershing, cuyo fin era capturarlo. Dicha misión no tuvo éxito, por lo que las tropas norteamericanas dejaron territorio nacional un año más tarde.
Finalmente, en 1923, durante el gobierno de Adolfo de la Huerta, se firmaron los Tratados de Sabinas, con lo que se separó definitivamente de las armas. Sus últimos días los vivió en su hacienda de Canutillo, ubicada entre los límites de Chihuahua y Durango, dedicado a los negocios y a la agricultura.
Fuentes históricas apuntan que el complot de su asesinato estuvo encabezado por Jesús Salas Barraza y Melitón Lozoya. En homenaje a sus logros durante dicho periodo histórico, su nombre fue colocado con Letras de Oro en el recinto de la H. Cámara de Diputados.
En 1976 sus restos fueron exhumados por Decreto Presidencial y trasladados a la capital de la República para ser depositados en el Monumento a la Revolución.
De acuerdo con un artículo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), “Villa representó las aspiraciones de un sector social agrícola en los estados de Durango y Chihuahua que se reflejaron durante el proceso revolucionario”.
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