Desde hace varias semanas llevan sonando los tiros en el estado de Guerrero. La Familia Michoacana —grupo criminal que opera en la localidad— mantiene sitiados a los habitantes del Ejido Guajes de Ayala, en el municipio Coyuca de Catalán. Los testimonios de los mismos pobladores advierten que los criminales buscan la madera del bosque, pero antes necesitan desplazar a las personas que viven ahí.
El comisario de la región, Jesús Domínguez, desde hace cuatro meses entregó un pliego petitorio en el que exige la liberación de su hija Arisbeth Domínguez Mojica, su esposo y sus dos hijos menores de edad, quienes fueron levantados por el cártel que lidera José Alfredo Hurtado Olascoaga, alias el Fresa.
La desaparición de las cuatro personas está integrada en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas desde el pasado 10 de marzo, pero hasta la fecha no hay resultados. Domínguez aseguró que el gobierno estatal ha minimizado y ocultado lo que ocurre tierra adentro.
El comisario detalló que uno de los menores cuenta con doble nacionalidad mexico-estadounidense, por lo que la embajada norteamericana ya ha comenzado a mover fichas.
Para Jesús Domínguez no existen dudas sobre los vínculos entre el crimen organizado y las autoridades. “Éstas (las Fuerzas Armadas) trabajan coordinadamente con la Familia Michoacana”, especificó.
El declive del negocio de la amapola en los Guajes de Ayala— un territorio ganadero y agrícola, ha dado paso a la explotación de la madera.
En febrero de este año, un altercado provocó que voltearan a ver a la región. De acuerdo con los informes, ese mes miembros de La Familia Michoacana intentaron ingresar a cuatro comunidades del municipio Coyuca de Catalán, pero los pobladores los enfrentaron.
El saldo de las balaceras, que duraron casi siete horas, fue de 15 delincuentes muertos y cinco heridos.
El desplazamiento de los pobladores depende en la medida en que el grupo de la Familia Michoacana avanza, aunado a eso, los pobladores advierten que los delincuentes operan bajo la protección del Ejército mexicano.
El pasado mes de junio, los habitantes denunciaron que fueron abandonados por el Ejército sin ninguna justificación lo que agravó el asedio de la Familia Michoacana.
Los agresores arribaron desde Ciudad Altamirano hasta el rancho de Las Truchas, ya el 7 de junio habían llegado a las inmediaciones de El Pescado. Entonces comenzó el cerco y hombres de esta última localidad y de Guajes de Ayala habrían acudido al enfrentamiento.
Cabe destacar que el 25 de febrero pasado, la Familia Michoacana ya había intentado una incursión en la misma zona. En aquella ocasión fue desplazada la mitad de los habitantes, pero finalmente, el grupo delincuencial no logró hacerse con el control del territorio debido a la resistencia local. Fue así como se exigieron condiciones de seguridad.
En estas nuevas acciones, las autoridades no respondieron cuánto tiempo habrán de quedarse. El gobernador Héctor Astudillo justificó que las Fuerzas Armadas se encontraban resguardando el proceso electoral, de ahí su reacción tardía.
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