El escuchar que una persona nos diga que es intolerante a la lactosa o, incluso, padecerla en carne propia, podría ser una situación preocupante. Sin embargo, no siempre se sabe qué es lo que acontece con el cuerpo al sufrir este tipo de padecimientos. Por ello, a continuación te decimos todo lo que debes saber.

En primer lugar, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) explicó que, cuando una persona sufre por ser intolerante a este tipo de alimentos y bebidas se debe a que su intestino delgado no está produciendo la cantidad óptima de enzimas lactasa, las cuales son las encargadas de fragmentar la lactosa y azúcar que se encuentra en la leche o en los productos lácteos.

Según la Profeco, este padecimiento está dividido en varias secciones: primaria, secundaria y Congénita.

Como los niños poco a poco van reemplazando la leche por otros alimentos, el nivel de la enzima lactasa irá disminuyendo, pero esto no suele causar ningún tipo de conflicto y con los mismos recursos que quedan en el cuerpo se pueden digerir los alimentos lácteos sin mayor preocupación.

Puede ocurrir después de que haya ocurrido una lesión, cirugía o enfermedad en el intestino delgado. No obstante, existe médicamente que ayuda a restablecer los niveles y a mejorar los síntomas.

La Profeco remarcó que este no es un transtorno que se transmita de generación a generación. Y añadió que los síntomas suelen comenzar entre 30 minutos y 2 horas después de comer o beber alimentos que contienen lactosa.

Asimismo, esta afección suele caracterizarse por diarrea, náuseas, vomito, cólicos, hinchazón estomacal y gases entre 30 minutos y dos horas después de comer alimentos.

De acuerdo con este organismo institucional pueden ser: crecimiento bacteriano excesivo, enfermedad celíaca y la enfermedad de Crohn.

Pero antes de asumir cualquier situación y en caso de que presentes estos síntomas, es mejor acudir con un especialista y de esa forma, no poner en riesgo la salud.

Respecto a los medicamentos, existen productos sin lactosa/deslactosados y suplementos enzimáticos con base en lactasa que facilitan la vida de quienes lo toman.

Si bien los cubos de caldo representan practicidad y sazón en la cocina para la preparación de sopas, arroces, pastas, marinados y guisos, su consumo recurrente puede significar severos daños en la salud.

Estos cubos de caldo de pollo industrializados contienen saborizantes naturales y artificiales, colorantes, carne y grasa de pollo, componentes con altos niveles de sodio que pueden dañar la salud en especial de aquellos que padezcan hipertensión, alertó la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco)

En la Revista del Consumidor del mes de julio, Profeco indicó que estos cubos también contienen importantes cantidades glutamato monosódico, que cumple la función de potenciar los alimentos procesados para activar terminaciones de la lengua y hacer que el sabor de cada alimento sea más fuerte.

“Su uso (del glutamato) es controvertido, ya que se le relaciona con cuadros de dolores de cabeza, sudoración, opresión en el pecho, ardor en la boca y mareos”, advirtió el organismo.

El organismo sugirió que se prepare un caldo de huesos de pollo, “que además contiene colágeno y aminoácidos, proteínas fundamentales para el cuerpo humano”; además, aseguró que al elaborar el caldo de huesos de pollo con esta tecnología se obtiene un ahorro que va desde el 70% comparado con el producto comercial, pues elaborarlo apenas constará 7 pesos.

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