Carlos Bremer, el millonario y carismático hombre de negocios mexicano, se lanzó a la fama gracias al programa producido por canal Sony Shark Tank, en el que participaba con otros exitosos empresarios como Patricia Armendáriz, Arturo Herrera Aspra, y Jorge Vergara, entre otros.
Bremer, desde muy pequeño, supo que los negocios eran lo suyo, pues desde los 12 años se dedicó a invertir su tiempo y dinero en acudir a las empresas de su natal Monterrey, capital del estado de Nuevo León, para ofrecer y vender calculadoras de bolsillo a los empresarios.
Desde entonces tenía el deseo de poner un negocio propio y vio que los videojuegos eran una buena forma de hacer dinero, porque en Estados Unidos este tipo de negocios eran bien remunerados. Luego de ahorrar por tres años, Bremer decidió comprar algunas máquinas de videojuegos y las colocó en algunos negocios familiares. Hasta este punto, todo parecía ir bien, pues no gastaba en rentas, no invertía más dinero, y cerca de los negocios habían escuelas, sin embargo, poco tiempo después, se dio cuenta de que el negocio casi no generaba ganancias, pues no contaba con que los niños no tenían suficiente dinero.
Tras ver no prosperaba tuvo que vender las máquinas, perdiendo un poco de su inversión, sin embargo, esta experiencia le sirvió para entender que un negocio, por muy exitoso que parezca, siempre se debe prevenir el peor escenario y contar con otro plan.
Con 14 años cumplidos, Bremer tenía el deseo de viajar, por lo que se le ocurrió poner un negocio de viajes, así que aprovechó las vacaciones escolares y organizó viajes para niños menores que él. Convenció a los padres para autorizarles el permiso, y de esta manera comenzó. Para ese tiempo, Bremer ya tenía una cuenta en el banco, en la que depositaba las ganancias de los viajes. Se las ingeniaba para conseguir los boletos a muy buen precio. Iba a las agencias de viaje y veía la forma de reducir costos.
Este negocio resultó rentable para Bremer, y además le permitía viajar gratis. El empresario ha declarado, en diversas ocasiones, que realizó más de 18 viajes, y con el tiempo fue ganándose la confianza de los padres de los niños a los que llevaba de viaje, pues había demostrado ser bastante comprometido con lo que hacía.
En la universidad, se le ocurrió otra idea, pues había visto como se ganaba dinero mediante colocación de capital en la bolsa, y existían varias inversiones en las que se recuperaba el dinero de manera rápida, por lo que ofreció sus servicios a uno de los padres de los niños a los que llevaba de viaje. A cambio de aconsejarle en donde invertir, Bremer se llevaría una comisión del 8% por las ganancias que generara la inversión.
Gracias a la confianza que se había ganado, pudo obtener a su primer cliente, a quien logró ayudar a amasar una pequeña fortuna. Posteriormente tuvo otros dos clientes, a quienes les fue muy bien, por lo que recomendaron los servicios del empresario a más personas, y al cabo de un tiempo ya tenía 25 clientes.
En septiembre de 1979 un banco que tenía planeado cerrar operaciones en diciembre de ese año, contactó a Carlos para invitarlo a trabajar ahí los meses que quedaban, con la condición de llevar ahí a los clientes que tenía, le ofrecían pagarle cuatro mil pesos, pero Carlos les puso la condición de que le pagaran comisiones, lo que aceptó el banco.
Poco después, uno de sus amigos entró a trabajar al mismo banco, por lo que Bremer aprovechó para encargarle el manejo de sus 25 clientes, mientras él se encargaba de salir a las principales avenidas de Monterrey, a tocar a las puertas de las empresas para ofrecer sus servicios financieros.
Al principio no le iba tan bien, pues de cada 10 puertas que tocaba, solo 2 o 3 se mostraban interesadas, sin embargo, poco a poco fue ganando clientes importantes y al cabo de un tiempo se convirtió en jefe de ventas. El banco no cerró, pues se había recuperado financieramente y en pocos años se convirtió en el mejor de todo Monterrey.
Bremer se dio cuenta de que las relaciones personales eran un recurso muy importante para los negocios, así que con el tiempo desarrolló esta habilidad. Logró conseguir muchos amigos, algunos de los cuales, más adelante se convertirían en sus clientes.
Para 1993 compró el Grupo Financiero Value, el cual contaba con alrededor de 400 trabajadores. Con el tiempo se fue reduciendo un poco el personal, hasta quedarse con menos de 150 personas, aunque eran los que estaban verdaderamente comprometidos con la empresa.
Poco a poco Value se posicionó como una de las financieras más rentables de todo México.
Casi un año después de adquirir la financiera, una crisis azotó al país, por lo que fue un momento muy difícil para el grupo, tanto así que solo les alcanzaba para pagar dos quincenas de la nómina. Sin embargo se recuperó de aquella crisis.
Bremer es un apasionado de los deportes, y ha apoyado a grandes deportistas mexicanos, como al boxeador Saúl “El Canelo” Álvarez.
El empresario ha declarado que “lo importantes es ser muy bueno en lo que a uno le gusta, puede ser cualquier profesión, mientras lo hagas bien, vas a ser alguien muy valioso para los demás”.
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